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Cifras revelan explosivo aumento en el ingreso de venezolanos a la Región

RADIOGRAFÍA. En el 2008 llegaron sólo dos inmigrantes a diferencia del año pasado que se registraron 207. La crisis política y social de Venezuela es la causa.
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Isabel Farías Meyer

Escasez de alimentos y medicamentos, desempleo, deterioro en las condiciones de seguridad, "violación" a los Derechos Humanos (DD.HH.) y extorsión económica, son las razones que pesaron en cuatro venezolanos para emigrar a Temuco y que por estos días están en proceso para ser parte de los 254 que viven en La Araucanía.

De acuerdo al Departamento de Extranjería y Policía Internacional de la capital regional, en 2016 se registró el ingreso más alto de los últimos siete años (ver recuadro).

Los venezolanos entrevistados relataron que antes de llegar a la Región sus pares les dijeron que Temuco era una ciudad limpia y tranquila. Y sostienen que no están defraudados.

De toda la comunidad venezolana, 207 tienen visa temporaria titular, es decir, estarían habilitados para realizar actividades remuneradas con cualquier empleador. Los entrevistados aún están con visa de turista por lo que no son considerados como residentes.

María Carolina Reyes (32) proveniente de Puerto La Cruz, y técnico en administración de profesión, llegó hace un mes y veintisiete días a Temuco, sin embargo, el tiempo para ella no es sinónimo de olvido ni mucho menos si del régimen de Nicolás Maduro se trata. "Tengo sentimientos encontrados. Dejé a mi hijo de 20 años, a mis redes, y a mi familia", cuenta.

Explica que si bien la delincuencia y el desempleo son precarios, "conseguir la comida y hacer las colas para obtenerlas fue humillante. Fue lo que me hizo tomar la decisión de venirme. Llegas a este país y tienes leche, harina y pan", asevera.

Agrega que hace un año y medio todo se agravó. "Nosotros recibimos 40 bolívares al mes (18 mil pesos chilenos) y por lo tanto la calidad de la comida tampoco es buena. Ya era insoportable". Para la "Carito", como le dicen sus amigos chilenos, la solución es sin la gobernanza de Maduro.

De acuerdo al Departamento de Extranjería y Policía Internacional de Temuco, de los 254 venezolanos, 122 (51.97%) son mujeres y 132 (48.3%) hombres. Uno de ellos, podría ser Richerd Navarro (33), oriundo de Caracas (San Fernandino), tecnólogo automotriz y exdueño de una empresa de repuestos de autos hasta que quebró.

"Yo me vine por la crisis política de mi país y principalmente por la violación a los Derechos Humanos. Te quitan el derecho a beneficios públicos si no perteneces a un partido político", sostiene, en relación a la prohibición de reunirse, de manifestarse, de comer y de la salud.

"Si te manifiestas, en mi país ponen francotiradores y paramilitares colombianos en las azoteas de los edificios para matarte. No hay derecho a la vida", relata con voz agitada, segura y sin titubear, hasta que se le pregunta por lo más complejo que significa salir de su país.

"Tuve que dejar a mi señora (31) con mi hijo de dos años y a mis padres", comenta, argumentando que éste es sólo el comienzo del proceso ya que su intención es estabilizarse económicamente para que se vengan.

"Busco tranquilidad", puntualiza el joven que viajó a Chile por tierra durante 15 días y que por estos días, vive en una pensión cerca de la calle Barros Arana por 100 mil pesos.

Según el listado oficial del Ministerio Público de la República Bolivariana de Venezuela, hasta la fecha 29 personas han muerto en las manifestaciones que se han desarrollado entre el 6 y 29 de abril. Dos del total eran mujeres. Un disparo con proyectil que le perforó los pulmones, es la causa del deceso de una de ellas.

En silencio

Si bien la violencia en las manifestaciones es de conocimiento público, hay quienes deciden emigrar por presiones y extorsiones económicas que viven en silencio y que incluso, por miedo a ser descubiertos, mienten.

Al igual que María Carolina, él también viene de Puerto La Cruz. La única y gran diferencia, es que este hombre de 42 años huyó por ser víctima de extorsión y codiciosos "pranes". Según relató el venezolano que por motivos de seguridad prefirió no fotografiarse y ni decir nombre, "allá, quienes tienen puestos gerenciales, los delincuentes los llaman para extorsionarlos como pago de vacuna (pago de origen ilícito)... Tuve que salir porque si no pagaba, me secuestran y después me matan. Para evitar que me busquen, tuve que mentirle a mi jefe de que estaría de vacaciones en Caracas. No regresaré hasta un largo tiempo", cuenta el extranjero al referirse a quienes él califica como delincuentes que son de las cárceles y que gestionan desde las celdas la pesadilla de este venezolano, quien por estos días espera la visa temporaria titular.

Para Jenny Pernia, licenciado en educación preescolar y nacida en Puerto Ordaz (ciudad Bolívar, hacia el Amazona), localidad que define como ciudad del oro y de las empresas "básicas" del hierro, la delincuencia también fue el factor detonante para su salida del país.

"Uno no puede andar por las calles tranquilo. Roban carros, atracan en los buses, ya no se puede vivir ni menos salir. Casi siempre están cerrados los centros comerciales", narra Jenny, quien está a la espera de encontrar un trabajo en su profesión.

Pese a que Christopher Martínez, director del Magíster en Gobierno y Asuntos Públicos de la Universidad Católica (UC) de Temuco, plantea que en Venezuela no hay democracia (ver entrevista lateral), para Jenny, "mi país sí puede cambiar". Y aclara, al igual que los otros tres entrevistados, que la solución de una Venezuela en paz y con justicia, es sin Nicolás Maduro.