Desarrollan una herramienta para regular las órdenes que controlan al sistema inmune de los seres humanos
Con seguridad se puede afirmar que es poco común encontrar hombres en el rubro de la educación parvularia. Sin ir más lejos: en el país sólo existen cuatro. De ese número, la mitad está en La Araucanía.
Juan Lozano y Rodrigo Sepúlveda trabajan en jardines infantiles de administración directa de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) en La Araucanía.
Lozano tiene 25 años. En 2009 se licenció del Liceo Carlos Condell de la Haza. Su práctica profesional la realizó en 2010 en el jardín infantil "La Gotita" de la población Chivilcán de Temuco. Su directora lo evaluó positivamente y desde entonces que es parte del plantel.
Su afinidad con los niños es innata. En una de sus actividades con los pequeños del jardín "La Gotita", Lozano agarra la guitarra y canta una canción, no sólo en español, sino también en mapudungún. Con mucha atención, los niños no despegan su mirada del creador de las melodías. "El aporte principal que hago creo que puede ser el que se ve como una imagen paterna en niños que no tienen padres presentes (...) Obviamente después ya viene adicional a todo eso el que canto, toco la guitarra", se describe Lozano.
El joven técnico estudió junto a otros hombres en el liceo de donde provino, pero dice que ellos desistieron del camino de la educación. Carlos Lozano explica esa situación por "el prejuicio de que puedan vernos y no van a querer inscribir a los niños en el jardín, tal vez quienes no conocen el trabajo que nosotros realizamos, pero creo que va a pasar más adelante, igual como pasó con enfermería donde sólo eran mujeres, y ahora también hay hombres y no se ve mal ni raro".
Dificultades
Pero quien tuvo una búsqueda laboral más complicada fue Rodrigo Sepúlveda, del jardín infantil "Mágicas Mutillas" de la localidad de Trovolhue, en Carahue.
Con 35 años, su abuelo fue su mayor inspiración para tomar este camino. Comenzó a trabajar en ese recinto en octubre de 2016. Sólo recién, después de encontrarse siete años buscando un lugar.
"Toqué muchas puertas (...) La gente todavía no está acostumbrada a ver a un hombre haciendo un trabajo históricamente ejecutado por mujeres", reconoce y agrega que son las mujeres las que más lo criticaban de antemano. "Me decían 'no, porque puede haber problemas con los papás' pero no se daban el tiempo de conocerlo a uno como persona".
Pero pese a esto y como lo reconocen sus pares, Rodrigo Sepúlveda es feliz y brilla en el aula. Ante los niños presenta una historia con ayuda de dibujos. Es aquí donde derrocha su gran capacidad creativa que lo destaca. "El cuento lo hice ayer", desclasifica.
Un grupo de científicos creó un sensor para medir la interacción electro-estática de la membrana de la célula T, responsable de coordinar la respuesta inmune celular, es decir, la que combate las enfermedades, informó en la revista Nature la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), en Australia.
Las células T constituyen el "cerebro" del sistema inmunológico, por lo que es importante saber cómo perciben y responden a los antígenos, la sustancia que desencadena la formación de anticuerpos.
Mecanismo desconocido
En la actualidad se desconoce cómo la unión del antígeno a los receptores de la célula T desencadena una respuesta intracelular.
Tampoco se saben las causas por las cuales el receptor de la célula T no da señales si no está ligado a los antígenos.
En este proceso de respuesta ante las amenazas inmunológicas juegan un papel importante las interacciones electro-estáticas entre las proteínas (el receptor) y la membrana de la célula T, también conocida como Linfocito T, explico la casa de estudios.
Para medir estas interacciones, el candidato a doctor de la UNSW, Yuaquinh Ma, junto a un equipo diseñaron un dispositivo para medir el potencial eléctrico de la membrana plasmática, lo que permitirá entender cómo funcionan las células T.
El nuevo diseño "puede medir pequeñas cargas en las células vivas y esto nos permite saber cómo el ambiente de la membrana afecta a los receptores de la célula T y por qué da o no señales" dijo el académico.
"Tenemos la primera evidencia directa de que las interacciones electrostáticas regulan la señalización de los receptores de las células T", explicó la subdirectora del Centro de Excelencia de la Imagen de la UNSW, la PhD Katharina Gaus.
Un estudio realizado por la Universidad de Zurich (Suiza) reveló que algunas libélulas hembra son capaces de dejarse caer en la mitad de su vuelo y hacerse las muertas para evitar a los machos que las persiguen para comenzar el ritual de apareamiento. Esta "técnica" fue observada por la investigadora Rassim Khelifa, con la especie Aeshna juncea mientras recolectaba larvas y vio cómo uno de estos insectos se desplomaba al suelo y se quedaba ahí un momento, para luego continuar volando, cuando el macho que la perseguía se iba.