Destacan el legado del patriarca de la iglesia Pentecostal
TEMUCO. Presbítero Roberto Cerda Palma fue misionero y embajador del Evangelio dentro y fuera de Chile, además de ser protagonista en el crecimiento de su iglesia en Pueblo Nuevo.
A los 91 años falleció el pasado 29 de mayo el presbítero Roberto Cerda Palma, pastor de la Iglesia Evangélica Pentecostal en Temuco y quien es considerado patriarca de esta iglesia dentro y fuera del país. Su deceso causó un profundo pesar en el pueblo evangélico y especialmente en quienes por generaciones han formado parte de la congregación de su iglesia en Temuco, ubicada en Pueblo Nuevo.
TRAYECTORIA
El pastor Cerda nació en Las Hortensias el 24 de febrero de 1926. Conoció el Evangelio a la temprana edad de 10 años, en Valdivia, acogiéndose al alero de la Iglesia Evangélica Pentecostal, donde fue colaborador del presbítero Guillermo Pérez García. Fruto de su entrega y entusiasmo, fue nombrado pastor en Valdivia muy joven, dedicando desde ese día su vida al evangelio.
Tras contraer matrimonio con la hermana Magnolia Cifuentes, en 1966 es trasladado a la Iglesia Evangélica Pentecostal de Temuco.
"Llegó a una iglesia que sólo era una salita con seis bancas y con una congregación de 15 hermanos y hermanas y algunos niños", señaló el hermano Iván Rivera Díaz, miembro de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Temuco, quien agregó que "él luchó por la gente, visitó enfermos, salió a los campos, y así la iglesia fue creciendo con su empuje y sacrificio, hasta llegar a ser lo que es hoy, una catedral".
El pastor Cerda fue misionero y embajador del Evangelio, pastor presbítero en Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Venezuela, México y Estados Unidos, viajes que no le impidieron en paralelo levantar locales en Cholchol, Padre Las Casas, Traitraico, Labranza. "Fue también un formador de hermanos, que hoy son pastores, como su hijo mayor Samuel Cerda Cifuentes", agregó Iván Rivera.
En enero de 2016 su iglesia en Temuco le rindió un homenaje por sus 50 años en el ministerio pastoral, siendo la despedida y pasando a ser pastor presbítero honorario. Ocupando su cargo vacante llegó desde Carahue el pastor José Leal Ojeda.
Pesar
Abel Melita, miembro de la iglesia y director de su Coro Polifónico, señaló que "el legado del pastor Roberto debe ser analizados desde tres puntos, el espiritual, donde nos enseñó que la manera de ligarnos a Dios era muy sencilla, con un evangelio práctico basado en el amor; el rol social, donde fuimos testigos de su entrega al prójimo, desde la persona más humilde a la más adinerada; y el rol cultural, ya que llevó su mensaje al pueblo mapuche".
La familia de Samuel Merino llegó en 1970 desde Curacautín a Temuco, y fue entonces que conoció al pastor. "Siempre me trató como un hijo, en la iglesia hice mi primera comunión, allí me casé y allí bauticé a mis hijos... Su partida fue una pérdida irreparable, sabemos que todos vamos a morir, pero fue doloroso. Quedan los recuerdos, su doctrina y su legado. Él siempre fue un padre para todos".