Acusado de triple asesinato tenía una condena por el delito de abuso sexual
SAN RAMÓN. Informe de Gendarmería revela el historial del "Chacal de San Ramón".
Un informe elaborado por el Centro de Reinserción Social (CRS) de Gendarmería en Temuco, fechado el 31 de agosto de 2016, alertó que Luis Torres Cañoles -el hombre acusado de un triple asesinato en la localidad de San Ramón- presentaba una serie de antecedentes que hacían altamente probable una reincidencia de agresiones contra su expareja, Roxana Bravo, entre ellas una condena por abuso sexual contra una menor de edad. Por el hecho, el imputado cumplió una sentencia de 800 días de presidio.
El reporte fue evacuado por el jefe del CRS, el asistente social Hugo Grilli Gatica, para ser presentado ante el Tribunal de Temuco en el marco de una de las causas penales que tenía Torres Cañoles por el delito de lesiones graves en el contexto de violencia intrafamiliar.
En el documento además se detalla un amplio historial asociado al consumo de alcohol por parte del imputado, el que habría comenzado a la temprana edad de los 16 años. Se trata de una síntesis criminológica, parte del plan de intervención individual al que fue sometido Luis Torres tras ser condenado por fracturarle la nariz y la boca a su exconviviente, Roxana Bravo.
Infancia
En el reporte se explica que la niñez de Torres, el mayor de tres hermanos, se vio afectada por el alto consumo de alcohol del padre, el que "generaba episodios de violencia física hacia la madre y psicológica hacia todo el grupo familiar", precisa el documento.
Respecto a su desempeño académico, Torres Cañoles cuenta con enseñanza básica completa, desertando del sistema escolar por desmotivación y necesidad de trabajar.
En este contexto ingresa a desempeñarse durante la época estival a labores agrícolas en el mismo fundo donde trabajaba su padre, en el sector de Cunco.
Posteriormente abandona el trabajo en el campo para dedicarse a la gasfitería, durante dos años, oficio que abandona para realizar trabajos como mecánico, jornal en camión de basura, temporero, ayudante en pintura y desabolladura de vehículos en los últimos tres años antes de ser condenado por violencia intrafamiliar.
CONSUMO
El documento precisa que los episodios de violencia asociados al consumo de alcohol se hicieron cada vez más habituales en la vida de Luis Torres. Entre ellos se hace mención a "habituales estados de ebriedad, lo cual se habría incrementado después de la separación de su primera pareja".
El reporte del CRS informa que Torres realizó durante un año un tratamiento medicamentoso y terapéutico en el consultorio de San Ramón, abandonándolo al cabo de unos meses.
El consumo de alcohol aparece nuevamente mencionado en el informe al detallarse la condena por abuso sexual. Según comentó Luis Torres a los profesionales de Gendarmería, los hechos ocurrieron bajo los efectos del alcohol y de la marihuana.
Respecto a los episodios de violencia contra su exconviviente, el imputado indicó que culpa a Roxana Bravo atribuyéndole la responsabilidad de su reacción. "Aquello sumado al consumo de alcohol y a la violencia cruzada que mantenían", indica el informe del Centro de Reinserción Social de Temuco.
REINCIDENCIA
El reporte sostiene que en Luis Torres se observaron elementos de "patrón antisocial", así como características personales con potencial criminógeno como "deficiente resolución de conflictos y manejo de la ira". Asimismo se identifica una personalidad intimidante y controladora con escasas habilidades sociales.
Otros factores que consideró el informe son "varios intentos de suicidio asociados a situaciones emocionales", siendo el último hace aproximadamente un año (2015) y sus actuales problemas financieros a causa de inestabilidad laboral "los que podrían generar estados estresores", precisa el informe.
El actual imputado fue sometido en agosto del año pasado al cuestionario de valoración del riesgo de violencia contra la pareja, el que en sus resultados daba cuenta de un alto riesgo de ejercer violencia contra la pareja, reincidiendo en conductas agresivas en contra de Roxana Bravo.
Pese a todos estos antecedentes, el sistema de persecución penal y el judicial, no pudo evitar que Roxana Bravo y sus dos hijos fueran asesinados y posteriormente quemados en la localidad de San Ramón.