Cada cierto tiempo la comunidad se ve impactada por hechos violentos que provocan consternación en la población. El último episodio que ha provocado conmoción en la Región de La Araucanía fue el asesinato de Roxana Bravo y sus dos hijos en la localidad de San Ramón. Hasta el momento, una expareja de la víctima aparece como el único acusado en el hecho.
Lo preocupante de este episodio es que en agosto del año pasado el Centro de Reinserción Social (CRS) de Gendarmería en Temuco, había alertado a través de un informe que el ahora imputado por el triple homicidio presentaba una serie de antecedentes que hacían altamente probable una reincidencia de agresiones contra su expareja, entre ellas una condena por abuso sexual contra una menor de edad. Por el hecho, el imputado cumplió una sentencia de 800 días de presidio.
Estas brutales acciones no nos dejan indiferentes y nos llaman a reflexionar sobre las motivaciones, los problemas mentales que aquejan a algunas personas, la incapacidad de algunos por resolver graves conflictos sentimentales e incluso aspectos medioambientales que estarían ligados a cuadros de depresión y otras enfermedades de salud mental.
Más allá de las condiciones ambientales hay otros factores detonantes de situaciones extremas en los que hay que poner atención. Uno de ellos, insistimos, es la salud mental de la población, a la que no se le da la suficiente preocupación.
También hay graves problemas de convivencia y donde los tribunales de la familia u otras organizaciones de orientación, no son suficientes para poder resolverlos.
Se hace necesario, entonces, trabajar en la construcción de una sociedad más humana, con mayores principios y alejada de la irracionalidad.
Como residentes de esta Región debemos ponernos en alerta de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y buscar soluciones.