Tragedia en el casino
Son muchos los comentarios que surgieron después del acto demencial originado por un médico veterinario al interior del Casino Monticello. Especialmente se hace mención a su conducta violenta y agresiva en su diario vivir. En lo particular me llama la atención su actitud ante sus clientes y sus pobres pacientes o mejor dicho "sus víctimas". La aplicación de la eutanasia en animales cuyos dueños no podían pagar las altas sumas que les cobraba, realmente genera repulsión. De hecho, los reiterados casos en que mataba a los pequeños animales, originaron la apertura de una investigación en el Colegio de Veterinarios, resolviéndose la expulsión de Osvaldo Campos de éste, sin embargo, nunca hubo una denuncia formal ante alguna Fiscalía, por lo que los afectados actuaron de manera irresponsable, dejando activo a un asesino de mascotas.
Es necesario que no sólo se hable de mejorar la seguridad en lugares de juego en que se reúnen ludópatas y ambiciosos, sino que se debe analizar el plantear una modificación, tanto al Código Penal como al Civil, estableciendo a la negligencia médica veterinaria como figura legal, cuyas sanciones sean similares a las que involucra a los humanos e incluso la inhabilitación perpetua para el ejercicio de la profesión en casos extremos (como los causados previamente por el fallecido en el Casino) y que se asemejen a los estipulados en el proyecto llamado Ley Cholito.
Hay que ser realista e indicar que las malas prácticas, como las evidenciadas por el occiso, no son aisladas y, lamentablemente, ocurren de manera cotidiana: mascotas que fallecen o que quedan con secuelas producto de un mal procedimiento del profesional en que se deposita la confianza y la vida de un ser querido. Es triste enfrentarse a la realidad de que ser médico veterinario no es necesariamente sinónimo de ser un "protector de los animales", ya que a muchos sólo les interesa lucrar (tal como a Campos), llegando incluso a inventar enfermedades para prolongar las visitas de sus clientes, faltando a la ética y poniendo en peligro el bienestar de la mascota. Además, otro factor no menor es que hoy en día el número de médicos veterinarios se ha multiplicado exponencialmente debido a que Universidades privadas titulan cientos de estos profesionales en total al año, muchos de ellos no adecuadamente preparados para establecer un diagnóstico idóneo y, por tanto, en serio riesgo de caer en la señalada figura que hoy no existe en el marco legal: la negligencia.
Creo que, dentro de lo trágico de la situación, se debe aprovechar la oportunidad para que se elaboren nuevas disposiciones que vayan en real beneficio de nuestros hermanos menores.
Gary Parra Sanhueza
Detector de metales
Hace tiempo que deseaba sugerir por este medio la exigencia oficial de detectores de metales al ingreso de discotecas, sin pensar en incluir a los Casinos de Juegos, y el reciente y trágico caso en el casino de Angostura comprueba la necesidad de ampliar y oficializar esta sugerencia en casinos, bancos y otros lugares vulnerables, para obviamente evitar el ingreso de armas, cuchillos etc. en lugares como los nocturnos, donde la venta indiscriminada de alcohol - y ahora la suerte adversa en apuestas - origina reacciones violentas, asesinatos y suicidio.
Si aún no se inicia el trámite para exigir lo propuesto, es hora de hacerlo con urgencia.
David Benavente
El más bajo del curso
Una de las consultas más frecuentes al pediatra es por la estatura de los hijos. Esta es una preocupación de los padres que, incluso, en ocasiones llega a alterar el desarrollo de la autoestima del niño, principalmente porque en los últimos años, se ha dado un valor casi social a la estatura.
Es frecuente observar que un niño no está creciendo adecuadamente y que muchas veces no se estudia el caso lo suficiente por considerarse que el pequeño proviene de una familia con estatura baja. Esta situación puede alterar el desarrollo de la autoestima de un niño. Asegurar que él es 'más bajito' porque la familia tiene estatura baja debe ser siempre un diagnóstico establecido por un médico con experiencia en trastornos del crecimiento.
El crecimiento es un proceso biológico que refleja el estado de salud de un niño, por lo tanto, cualquier deterioro en el crecimiento habitual de ellos nos debe poner alerta ante la posibilidad de alguna enfermedad que incluso no ha dado síntomas evidentes.
Es importante que el pediatra establezca el ritmo con el que crece cada niño, es decir, la cantidad de centímetros que crece en un periodo de tiempo definido, para lo cual también existen parámetros de normalidad para cada edad y sexo. En este contexto, sólo mediante el control médico periódico es posible diferenciar entre los niños que tienen un crecimiento 'enlentecido' (retraso constitucional) y los que están teniendo un problema real de crecimiento a los cuales se les debe estudiar con exámenes.
Dra. Verónica Morales, pediatra y docente U. Andrés Bello