Un legado
Últimamente hemos estado en una vida algo repetitiva, donde la única novedad podría llegar a ser lo que comeremos a diario. Día a día nuestra rutina se repite, nos levantamos, desayunamos y nos vamos al estudio o al trabajo. Muy pocas veces varía. Al igual que nuestro mes a mes, esperamos fin de mes para poder pagar las deudas y para luego a la mitad del mes estar desesperados esperando el siguiente fin de mes con el pago. Quizás sea una niña chica con tan sólo quince años, pero lamentablemente nacemos en un sistema donde la vida es predeterminada. Nacemos, estudiamos, trabajamos y llega el punto en donde llega nuestra muerte. Diariamente observo la ciudad, nuestro querido Temuco, una ciudad contaminada debido a la irresponsabilidad de algunas personas, pero no sólo contaminado físicamente con la densa capa de humo, sino que, también emocionalmente contaminado con el estrés de todos los habitantes, las bocinas, los denominados "tacos" que nos colapsan en las mañanas y en las tardes al volver del trabajo o del estudio, donde lo único que queremos es llegar a casa pero no podemos. ¿Eso es lo que quieren para nuestra ciudad? Nuestra ciudad cada día parece más un "mini Santiago" con su contaminación, sus intransitables vías, su gente estresada. Un sistema en donde si no pagamos, se demoran un montón en brindarte la atención que necesitas.
Quizás mi opinión fue algo corta pero es lo que demuestra nuestra ciudad. Lectores, ¡no permitan que nuestra ciudad se convierta en lo que no queremos! Trabajemos juntos por dejar una ciudad linda y limpia para las siguientes generaciones que vendrán, nuestras familias, hijos, nietos, sobrinos e incluso bisnietos en algunos casos.
María José Arias
Cultura de la tómbola
La tómbola nos hace iguales, nos incluye y no discrimina, es una diosa pagana hermana de la Fortuna y enemiga de Atenea. Ella todo lo simplifica, es cuestión de anotarse y el azar determina si somos aptos para las opciones de vida. Sería más fácil y económico incluir a todos los ciudadanos en una tómbola gigante y el día señalado dejar que al azar rueden las bolitas que designarían al Presidente, senadores, diputados o cualquier autoridad elegible y la democracia sería aún más democrática. Se crearía el ministerio de la tómbola, quien por ejemplo, extendería el método a las listas de espera de los hospitales, donde la tómbola sería la solución: al menos la suerte salvaría al paciente. Parece un cuento Kafkiano o de Orwell: el Estado sería el dueño de la tómbola, y los encargados podrían "cargar" las bolas, determinar la suerte de algunos, empoderarse y así volver a la discriminación y desigualdad. Es preferible reconocer que somos desiguales y dejar la tómbola para juegos de azar.
Marcos Concha Valencia
El Bus y el Centro Político
Con la llegada del bus de CitizenGO a Chile se visibilizó a nivel nacional otra de las polarizaciones odiosas que el país debe confrontar y dejar atrás, que podríamos caricaturizar con Rolando Jiménez en la punta de un iceberg y Javier ("el pastor") Soto en la punta de otro iceberg, bloques que colisionaron este miércoles 12 de julio en Valparaíso.
Pero más allá del activismo LGBT y el fundamentalismo religioso que estos extremos representan, quedó claro que hay implicancias políticas en el conflicto que se conectan con la madre de todas las polarizaciones de Chile, simplificada en "comunismo versus pinochetismo".
Debo aclarar que esto último no es una caricaturización, ya que Jiménez mencionó textualmente que están luchando contra "la constitución de Pinochet", mientras parlamentarios comunistas desplegaban las banderas de la diversidad sexual y del orgullo transgénero desde el techo del Congreso.
Nada ayudó el Gobierno en este asunto, ya que el viernes 7 de julio la vocera Paula Narváez predispuso a la opinión pública al afirmar que 'El bus de la libertad', debiera llamarse 'El bus de la intolerancia y el no respeto de los derechos de todos y todas', después de haber escuchado solamente la versión de la Fundación Iguales, sin conocer las frases que tendría impresas el bus en Chile, y al parecer sin enterarse -por la prensa, siquiera- de las reales intenciones de los organizadores de la iniciativa.
El fondo de la discusión da para largo, pero rescatando lo positivo, cuando se ha escuchado a interlocutores informados "de ambos lados" debatiendo acerca del tema, queda la impresión que la armonía se encontraría en el centro político. Es decir que, las leyes que actualmente se discuten en el Congreso (como el de Sistema de Garantías de la Niñez) deben respetar el derecho preferente -no meramente "la responsabilidad"- de los padres a la educación de sus hijos (exigencia de la ONG Padres Objetores de Chile), como también deben velar por el bienestar de los niños trans que ya están en el sistema educativo (exigencia de Fundación Iguales).
David Gómez Álvarez