Nación Mapuche II
El día de ayer en carta a este medio Sergio Liempi Marín cuestionó mi columna del pasado domingo, donde cito el debate del Congreso Constituyente de 1828 para demostrar la existencia -en los albores republicanos- de la nación mapuche. Asegura que ya el Tratado de Quillín en 1641 era prueba suficiente de ello y que yo -según su particular mirada- le resto importancia.
El señor Liempi discute solo. Mi columna no niega lo de Quillín, tampoco le resta importancia. Mucho menos la invasión militar encabezada por Cornelio Saavedra, que él también menciona. Lo que yo aporto en ese texto es un dato nuevo, relevante a mi juicio y desconocido para la mayoría. Es un aporte al debate. Y es que a estas alturas citar "La Araucana" de Ercilla para defender nuestros derechos resulta muy pobre. Casi colegial. Y bastante ingenuo. Se requiere investigar y aportar nuevos antecedentes, es lo que entiendo como trabajo periodístico y lo que un profesor de historia como Liempi debiera aplaudir.
Lo invito, estimado peñi, a leer mi nuevo libro, el sexto de mi obra y que lleva por título "Historia Secreta Mapuche". Trata de nuestra historia en el siglo XIX. Allí los debates parlamentarios, la vida y obra de Calfucura, Mañilwenu y Kilapán, y la guerra de invasión chileno-argentina. Incluyo también el Tratado de Tapihue de 1825, donde Ramón Freire, entonces Director Supremo, reconoce nuestra autonomía territorial. Con España hubo una guerra inicial, los derrotamos, firmamos tratados y tan mal no nos fue.
Es al Estado de Chile al que debemos interpelar. Y al chileno al que debemos educar. Lo invito a enfocarse en ello.
Pedro Cayuqueo
Inasistencia en Salud
Es sabido que en el sector público de salud hay demasiada ausencia laboral, en perjuicio de mucha gente y actividades. A los feriados legales se suman prolongadas licencias médicas, permisos administrativos, infaltables paros, cursos. Sería conveniente aplicar una manera simple y efectiva para mitigar tal situación: Exhibir cotidianamente en esos lugares de trabajo el número de trabajadores inasistentes. Mostrar aquello motivaría a jefes, funcionarios y usuarios a solucionar ese malsano exceso. No hay razones legítimas para no mostrarlo.
Patricio Farren C.
La hazaña de Lobos
Hace casi un año éramos testigos a la distancia de la participación del mayor Carlos Lobos y su compañero "Ranco" en la competencia ecuestre de los JJOO de Río de Janeiro. Lobos recuerda "eran minutos de mucha reflexión, meditando sobre el trabajo realizado y el esfuerzo que significa estar a puertas de lograr el objetivo tan deseado y por el cual tanto tiempo se ha luchado. De la misma manera son momentos de gran concentración y ansiedad por el comienzo de la competencia, todo lo anterior, es parte de esos pequeños segundos tan propios de cada uno de los que se enfrentan un gran desafío, pero que recuerdan años de sacrificio y trabajo en equipo". Las imágenes que se transmitieron mostraban la elegancia y fuerza del jinete junto a su caballo, muchos vimos con emoción como este esforzado alumno de la Academia de Guerra, oficial de Ejército, cabalgaba y superaba cada uno de los obstáculos de la competencia posicionando nuestro pabellón entre los mejores de la competencia. El final fue épico, con un grito y sus brazos en alto culminaba su participación en los Juegos olímpicos cabalgando a "Ranco" recordándonos que "no hay que protestar contra el destino, hay que vencerlo".
Francisco Sánchez, historiador
BancoEmpleado
En estricto rigor moral, sugiero cambiar el nombre de BancoEstado por BancoEmpleado, ello debido a que, en la realidad, sus verdaderos dueños y receptores de sus utilidades son sus trabajadores y ejecutivos y no el Estado o todos los chilenos, como debiera ser. Las autoridades del BancoEstado, a quienes les confiamos la administración de esta empresa estatal, nuevamente nos sorprende por segunda vez, con su escandalosa generosidad hecha con el bolsillo ajeno, entregando un millonario e inexplicable bono por término de conflicto y lo peor de todo a cambio de nada. Este bono está totalmente fuera de toda condición del mercado bancario privado, ya que representa nada menos que el 60% de sus utilidades del primer semestre. Los trabajadores del BancoEstado, o mejor dicho del BancoEmpleado, no se caracterizan por su eficiencia y eficacia, fundamentalmente debido a que tienen una seguridad laboral que no posee ninguno de sus pares de la banca privada, ya que es prácticamente imposible darlos de baja por mal desempeño. Los que hemos utilizado los servicios del BancoEstado sabemos de la sideral diferencia negativa entre la calidad de sus servicios respecto de los de la banca privada. Los dueños del BancoEstado, que en la práctica son sus empleados y en representación de ellos su poderoso sindicato, han logrado condiciones económicas y sociales que son insultantes para los trabajadores de la banca privada, que deben luchar día a día para mantener su fuente laboral; es más, esta millonaria negociación la tienen cada dos años, es decir en un periodo más corto, cuando normalmente en la mayoría de los bancos la tienen cada cuatro años.
Dr. Jaime Ojeda Torrent