Eduardo Henríquez O.
Tomadas del brazo a orilla de carretera caminaron 16 kilómetros para llegar hasta el Santuario de Metrenco. Así lo hicieron ayer Elízabeth Carvajal y Katherine Burgos, madre e hija, que en un acto de fe y devoción ofrecieron su caminata a la madre de Jesucristo para que interceda por su familia y seres queridos.
Actos como éste caracterizaron el peregrinaje realizado ayer rumbo al Santuario de Metrenco para participar de la misa de celebración de la Fiesta de la Virgen del Tránsito 2017, festejo que en esta oportunidad congregó a 2 mil 500 personas en la eucaristía celebrada a las 12 horas, en la cual el testimonio de humildad y el carácter de intercesora de María madre de Jesús fueron los principales conceptos puestos en relieve.
Sin un mensaje directo que aludiera a La Araucanía y sus particulares realidades, la ceremonia estuvo presidida por el obispo de la Diócesis de Villarrica, Francisco Javier Stegmeier Schmidlin. En esta ocasión, monseñor recordó por qué las personas creyentes acuden cada año hasta el Santuario de Metrenco.
Acudimos porque "ella es nuestra intercesora. Recurrimos con toda confianza a la santísima Virgen del Tránsito en su santuario de Metrenco. Porque vemos en ella desde su existencia en el vientre de su madre un camino de santidad, un camino de gracia, de amor. En ella todo es misericordia del Señor", enfatizó el obispo.
En su prédica, Stegmeier recalcó que hay una diferencia entre María y el resto de la humanidad. Esa diferencia - dijo - es que nosotros fuimos concebidos en pecado original, el cual es borrado en el sacramento del bautismo, sin embargo, experimentamos todos los días cuán poderoso es el pecado, el cual nos inclina hacia el mal, a mentir, a sentir odio. Pero tenemos - acotó el obispo - también algo grande en común con la virgen, y eso es que "tenemos fe".
Con ella como una aliada y una intercesora que puede poner en el corazón de Jesucristo pesares, problemas y preocupaciones, y con María como testimonio que la muerte no es el fin, el pastor de la diócesis, otros sacerdotes, diáconos y fieles pidieron por el presente y futuro de la iglesia, sus hijos y por el mundo en general.
Entre las rogativas de esta misa católica la comunidad diocesana de Villarrica pidió por su propia comunidad para que viva con un verdadero compromiso de servicio a los hermanos, sobre todo a los pobres y sufrientes. Pidió también por que "nuestra Patria vuelva a ser tierra de María, en donde los hambrientos sean colmados de bienes y los poderosos consideren que sus manos están vacías ante Dios".
Las súplicas apuntaron también a encomendar a los seres queridos enfermos y a que Dios suscite en la iglesia nuevas vocaciones religiosas y sacerdotales, entre otras expresiones.
Entre los fieles que acudieron ayer al mediodía al Santuario de Metrenco estaba Katherine Burgos junto a su madre, Elízabeth Carvajal, quienes viajaron en bus desde Gorbea a Freire para caminar desde allí al lugar de encuentro.
"Nos vinimos caminando desde Freire hasta Metrenco por fe. Nosotros somos católicos, somos una familia muy creyente y siempre venimos a pedir por la familia, por la unión familiar y porque nuestros seres queridos estén bien de salud, y sea un bonito año para ellos", declaró Katherine Burgos.
A sólo metros de ella, la religiosa misionera catequista de Boroa, Ana María González, recalcó que "esta es una fiesta que nos une como católicos y cristianos. Y bueno, estamos presentes porque como religiosas celebrar a la virgen María es una alegría".
Al cierre de la jornada, el capitán de Carabineros, Tomás Hormazábal, informó que la jornada se realizó en absoluta normalidad, sin incidentes o accidentes que lamentar.