Esa fue una de las preguntas que algunos me hicieron por estos días y mi respuesta fue categórica y sin dudas: ¡Sí!, claro que hay muchas razones para celebrar. Es verdad que como sociedad hemos decrecido moralmente y en ese sentido no tenemos mucho que celebrar. No obstante mantengo mi posición, especialmente aquellos que hemos reconocido el gobierno sobrenatural de un Dios todopoderoso nos sentimos siempre más allá de las circunstancias de la vida.
En septiembre hubo razones para celebrar. Una de ellas es que celebramos el "Mes de la Biblia", que es nuestra regla de fe y conducta y sobre la cual las naciones han forjado sus principios.
La iglesia protestante - evangélica (que este año recuerda sus 500 años de la reforma religiosa), celebra cada septiembre el mes de la Biblia porque el 26 de septiembre de 1569, se concluyó la impresión de la Biblia en español llamada la "Biblia del Oso" (en su portada aparece un oso comiendo miel de un panal). En esa oportunidad se imprimieron 260 ejemplares en Basilea, Suiza. Esta traducción, que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera en 1602, dio origen a la famosa versión "Reina Valera", tan reconocida y amada por los evangélicos hasta hoy.
La Biblia del Oso fue la primera traducción completa en español traducida desde los idiomas de los manuscritos originales (hebreo, griego y arameo). Traducciones previas de la Biblia eran desde la vulgata latina. También hubo porciones desde los idiomas originales.
El Mes de la Biblia es una celebración unificadora de las iglesias cristianas y textos claves dan fuerza divina a la importancia de la misma.
"Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan." - Proverbios 30:5; "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." - Hebreos 4:12.
Por último, uno de mis textos preferidos de las escrituras, "así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié", Isaías 55:11.
Finalmente mencionar, estimado lector, que cada vez que usted lea o escuche la palabra de Dios, estará escuchando la voluntad divina para su vida, y no escatime, cualquiera que sea su condición social, religiosa o política, en poner especial atención, porque ella hará lo que deba hacer y será prosperada en aquello para lo que fue enviada, quizás este sea uno de esos momentos.
¡Por eso tenemos razones para seguir celebrando!
Juan Fuentes, Consejo Regional de Pastores de La Araucanía