L os Centros Comunitarios de Salud Familiar (Cecosf) juegan un rol clave en La Araucanía, ya que su finalidad es ofrecer un servicio de atención integral para las personas, principalmente para aquellas que no tienen los recursos suficientes para acceder a las instituciones de salud privada.
Estos recintos nacen en el marco de una nueva política de salud iniciada en los años 90 para atacar los problemas de fondo en la entrega de salud a la población, que va mucho más allá de la construcción y moderna implementación de hospitales y que obliga a repensar este complejísimo asunto de una manera distinta.
La idea básica es preocuparse de la salud atendiendo de manera integral a las personas, tanto en lo físico como en lo mental, promoviendo una vida saludable, previniendo las enfermedades y enfrentándolas tempranamente.
Lo anterior es vital. Hoy quien más quien menos sabe de familiares, amigos y conocidos que enfrentan gravísimas enfermedades, muchos ya en etapa terminal, que jamás fueron advertidas a tiempo, ante la carencia de exámenes exhaustivos para su detección temprana. Los costos para la salud pública son altísimos y en la privada los afiliados no pueden enfrentarlos con su escaso patrimonio.
Desde los 90 el ministerio se ha preocupado de este tema y ya existen varias universidades que preparan profesionales en salud familiar y se ha otorgado financiamiento para becas, diplomados y pasantías, creando una importante masa crítica en este ámbito, a lo que se debe sumar infraestructura y tecnologías adecuadas para derivar oportunamente a los centros de mayor complejidad cuando amerite.
Los Cecosf posibilitan que el equipo integrado por médico, matrona, enfermera y otros profesionales constituya el pilar fundamental para enfrentar la atención con eficacia, eficiencia y oportunidad.
Prevenir es la clave, pero se trata de una materia pendiente a todas luces, la que ahora se comienza a enfrentar en profundidad. Un esfuerzo similar -en su objetivo- debiera implementar la salud privada.