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Analistas advierten que ciudadanos están más exigentes con los candidatos

SUFRAGANTES. Para los expertos, quienes se sumaron a votar en la segunda vuelta quieren ajustes en el actual modelo, pero a la vez se sienten cómodos con él.
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Ramón Tolosa Calderón

Un ciudadano que está de acuerdo con el modelo económico y que se siente cómodo con su funcionamiento es el que se movilizó a votar el domingo en La Araucanía, aumentando la cantidad de participantes con respecto a la elección de noviembre pasado.

Así los plantean académicos de universidades al analizar las cifras de participación que dejó el balotaje a nivel regional, donde el electorado subió en 34.448 personas con respecto a la primera vuelta (ver recuadro).

Para el docente de la Universidad Mayor y director del Centro de Estudios de la Comunicación Estratégica, Germán Silva, se sumó otro tipo de ciudadano que se comporta como un comprador.

"Es pragmático, vota cruzado, se cambia de una coalición a otra sin problemas, es como un cliente exigente, pide lo mismo en las ofertas del mall como a los candidatos que satisfagan sus necesidades. Es una persona que se siente cómoda con el modelo económico y si ve que el sistema está en riesgo, sale a defenderlo", sostiene.

Análisis

Ahora, en el análisis más político, Silva propone que "Guillier perdió votos democratacristianos, quienes aparecieron muy divididos. Aunque también sumó desde el Frente Amplio, pero muy pocos".

Sobre lo que le dio el triunfo al aspirante de la centroderecha, comenta que "Piñera en segunda vuelta tuvo un giro hacia un estilo más suelto, en cambio a Guillier se lo veía más serio, siendo que él era el comunicador, además que su campaña siguió igual que en la primera votación".

El profesor de la Universidad Santo Tomas, abogado y doctor en ciencias políticas, Eduardo Klein, plantea que a los integrantes de la Nueva Mayoría les faltó representar estas nuevas exigencias que plantean las personas.

"Creo que los partidos de la Nueva Mayoría en la Región pecaron de ingenuidad, ellos salieron a ofrecer un producto, por decirlo comercialmente, y el cliente escogió otro, entonces se podría concluir que hay una disminución de la importancia política-electoral del Estado. Esas personas que se sumaron a votar en segunda vuelta, salieron a apoyar el otro modelo claramente", agrega.

Y en este punto, Klein atribuye el alza en la participación electoral a la diferencia entre las propuestas presidenciales.

"La mayoría de los votantes, me da la impresión, no son rígidos en su decisión electoral- política, y ante el desafío de dos candidatos con dos versiones políticas diferentes, era muy interesante participar y votar para así elegir", afirma.

Idea con la cual discrepa el director de carrera de Sociología de la Universidad de La Frontera, Jaime Garrido.

"La derecha desplegó en la segunda vuelta un discurso que se apropió de otros elementos de la campaña que eran más emblemáticos en la izquierda, como la gratuidad y otros medidas, lo que hace que las propuestas programáticas no fueran tan distintas, aunque se quiso aparentar otra cosa", apunta.

Sobre la subida en votantes, Garrido lo atribuyó a la incertidumbre que surgió desde los candidatos.

"La elección estaba polarizada ya que hay una cierta campaña mediática del terror, por decirlo así, que caricaturizaba un triunfo de Guillier, lo que genera sobre su propuesta cierto nivel de incertidumbre que es una subjetividad que termina movilizando, en este caso a la gente para votar", precisa.

Los ciudadanos se decidieron por la propuesta de Chile Vamos, situación que Garrido la atribuye a las diferencias que marcó con la Nueva Mayoría.

"Hubo una capacidad de la derecha de convocar, presentarse como un proyecto coherente, con los otros candidatos que tenía además de tener un proyecto colectivo, lo que no ocurrió en el caso de Guillier", sostiene el académico.

Una elección cerrada insta a votar

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Ph. D en

Ciencia

Política, UCT

En la literatura se ha establecido que una de las desventajas de tener en la elección presidencial un sistema de dos vueltas, o balotaje, es que la participación electoral tiende a disminuir en la segunda ronda. En América Latina, por ejemplo, en la mayoría de los casos donde ha sido necesario realizar una segunda votación, la participación ha caído. No obstante, cuando el resultado de la elección es incierto o muy cerrado, se generan incentivos para que las personas concurran a las urnas pues sienten que su voto puede jugar un rol importante en la definición de la elección.

Esto sería lo que ocurrió el 17 de diciembre. Un aire de derrota e incertidumbre rodeó a la derecha luego de que Sebastián Piñera obtuviera una baja votación en primera vuelta. Además, incluso si se sumaban sus votos con los de José Antonio Kast se veía difícil lograr la anhelada mayoría absoluta. El electorado de derecha vio que la victoria que parecía tan segura hasta hace un par de meses se estaba yendo de sus manos. Esta preocupación no solo produjo el giro hacia el centro por parte de Piñera para atraer a votantes moderados, sino también logró despertar y movilizar a electores que probablemente no participaron el 19 de noviembre.

Alejandro Guillier, por su parte, si bien dobló la votación obtenida en primera vuelta, al parecer no fue capaz de cautivar a nuevos votantes. La votación que recibió el domingo pasado (3.160.225 votos) es incluso inferior a la suma de los sufragios recibidos por él mismo, Beatriz Sánchez, Marco Enríquez-Ominami, Alejandro Navarro y Eduardo Artés. Es decir, Guillier no logró atraer votos más allá de los que ya habrían recibido los candidatos de izquierda.

La sensación de que la elección se definiría por "fallo fotográfico" y el miedo a perderla, junto a una postura más moderada de Piñera, parece haber motivado a aquellos que se quedaron en sus casas en primera vuelta a votar por el candidato de Chile Vamos el 19 de diciembre pasado.

Christopher Martínez,