Accidentes por inmersión
La misión de los caballeros del fuego es por propia decisión un voluntariado, de allí que se debe ayudar en las fórmulas para reunir su financiamiento. Los lactantes de entre uno y cuatro años, y los adolescentes presentan mayor tasa de accidentabilidad.
¿Sabía usted que el 98% de los accidentes por inmersión se produce en agua dulce - piscinas, lagos, ríos, bañeras y baldes de agua - mientras que sólo el 1% a 2% en el mar?
Los lactantes entre uno y cuatro años, y los adolescentes presentan mayor tasa de accidentabilidad. En el caso de los lactantes, el 78% de estas peligrosas situaciones ocurre en bañeras, mientras que entre 1 a 4 años la mayoría sucede en piscinas y resto de agua dulce, y sobre los 4 años un 63% en agua dulce. En plena época de paseos, y ante el pronto inicio de las vacaciones, es prioritario que la mayoría de los adultos conozcan las medidas de primeros auxilios para enfrentar eventos de este tipo.
¿Qué debe hacer si se enfrenta a una persona que se esté ahogando? Si alguien sufre un accidente por inmersión debe ser tratado como un traumatismo encéfalocraneano. Es decir, primero suponer que la persona se golpeó la cabeza, para lo cual hay que movilizarla sujetando su cabeza y mandíbula firmemente, sacar al accidentado del agua y verificar si responde o respira, observando el movimiento de su tórax o sintiendo la respiración nasal. Si respira se debe llamar inmediatamente al 131, para que sea trasladado a un centro asistencial y se realice una evaluación.
Si el auxiliador se encuentra solo y el niño o adolescente no responde o no respira, debe colocarlo en una superficie dura y comenzar con compresiones a una frecuencia de 100 a 120 por minuto en la zona intermamilar, o entre las mamas, durante 2 minutos. Luego de ello, se debe llamar al 131 y continuar con las maniobras hasta que llegue la ayuda médica. Si hay más de una persona, llamar al 131, mientras otra coloca al accidentado en una superficie dura y realiza las compresiones con la frecuencia descrita.
Una compresión adecuada debe deprimir al menos 4 centímetros en lactantes y 5 centímetros en niños mayores de 2 años. Después de dos minutos, verificar si el niño respira; si lo hace se debe parar el procedimiento, abrigarlo con una manta y esperar el auxilio médico ya requerido. Si continua en las mismas condiciones, sin respirar ni responder, se debe continuar las compresiones de la misma manera hasta la llegada del personal médico.
Si la persona cuenta con conocimientos de reanimación cardiopulmonar, puede realizar respiraciones boca a boca, si no, es mejor realizar una compresión adecuada para asegurar un flujo sanguíneo apropiado para los órganos vitales. Finalmente, nunca dejar al accidentado en el agua y siempre sospechar de lesión cervical, por lo tanto, se debe movilizar lo menos posible hasta que llegue asistencia especializada.
Verónica Collao, coordinadora del Centro de Entrenamiento AHA, Universidad Central