La sabida percepción de que el turismo es parte sustantiva del desarrollo de La Araucanía queda absolutamente comprobada con hechos y realidades que son de público conocimiento y que refrenda habituales estudios sobre esta temática.
Reiterados informes plantean que en La Araucanía se registra un crecimiento mayor al promedio nacional, lo que releva como punto muy importante al área de servicios, en la cual el turismo destaca cada vez más.
Hoy, puntualmente, hay un aumento muy notorio del turismo de compras por parte de los vecinos argentinos, beneficiando al comercio, hoteles, restaurantes y negocios ligados directa e indirectamente. Ingresos mayores generan nuevas y en lo posible mejores fuentes laborales.
Considerando todos estos antecedentes es imprescindible fijar la mirada con la mayor fuerza posible en el rubro turismo para potenciar y profesionalizar al máximo la actividad, que comenzó hace décadas y que ahora se ve fortalecida.
Más allá del interés puntual de los vecinos argentinos por la coyuntura económica que les es tan favorable, el turismo ha existido, existe y existirá como ha quedado demostrado al paso del tiempo y cada vez con mayor desarrollo considerando la tremenda potencialidad que exhiben ciertos sectores de La Araucanía, en especial el lacustre.
El turismo en la Región está en etapa intermedia y necesita de mucho progreso para llegar al nivel de otras latitudes. Para esta temporada se espera un aumento importante de visitantes y eso obliga aún más a ir mejorando la calidad en la atención, en todos los servicios, cuidando los precios y poniendo a su disposición las informaciones adecuadas, mejorando las infraestructuras.
Queda muchísimo camino por recorrer, pero el sector turismo puede y debe ser una herramienta decisiva en el futuro de La Araucanía. Para ello se debe poner al turista en el centro neurálgico de esta actividad.