Eduardo Henríquez O.
La "Jose" es tan valiente, dice Jeannie Ackermann al hablar de su hija, María José Cordero Ackermann, la joven de 23 años que permanece hospitalizada en el Instituto Nacional de Tórax a la espera de un trasplante bipulmonar. Y lo dice en un tono emotivo, profundo y cargado de admiración cuando ya se cumplen ocho meses de espera y a sólo días de que esta lonquimayina pasara a ser prioridad número uno en la lista de candidatos a trasplantes en Chile.
Puntal diario en lo afectivo y anímico de María José, Jeannie cuenta desde Santiago que la gran novedad en la situación de su hija hoy es precisamente su ascenso en la lista de prioridades, donde hace cuatro días acaba de pasar del cuarto lugar al primero, lo que es una buena noticia, al menos desde la mirada positiva de esta historia que comienza a escribirse cuando "Coté" - como le dicen sus cercanos - tiene apenas cuatro meses de vida, fecha en la que desde la medicina le diagnostican una fibrosis quística que con los años le produce una progresiva debilidad pulmonar.
El 1 de septiembre de 2017 su vida cambia radicalmente y comienza allí una lucha permanente contra los retos que impone su condición de salud.
María José necesita un trasplante bipulmonar y para ello su familia, amigos, cercanos y un gran equipo médico y de funcionarios del Instituto Nacional del Tórax trabaja a diario para que esto sea posible.
El asunto, comenta Jeannie Ackermann, es que en el primer trimestre de 2018 lamentablemente presenta una disminución del volumen de donantes y, por ende, de trasplantes en relación a 2017, ello impone redoblar esfuerzos para generar nuevas procuraciones para las personas que dependen de la voluntad de donantes y también de la voluntad de sus familiares, que muchas veces se niegan a las procuraciones.
Hoy es importante también, opina la mamá de María José, que las personas revisen su condición de donantes, porque hay casos en que esta voluntad no figura en el papel.
"Por eso en la Fundación Cambiemos la Historia yo he enviado mensajes, lo he hecho también en Facebook y en el 'Face' de la Jose, para que la gente se chequee, porque hay muchas personas que son donantes y aquí aparecen como no donantes".
Ackermann recuerda que la situación en que se encuentra su hija así como la de cualquier donante en Chile es una carrera contra el tiempo en la cual son muchos los factores que deben estar bien y para colmo, para hacer posible un trasplante, las voluntades no siempre están, lo que redobla cualquier esfuerzo.
A la pregunta ¿qué debe suceder para que María José sea compatible con una donación bipulmonar hoy? La respuesta de Jeannie es que para estos casos existen estándares internacionales enormes. "De hecho - acota-, ella debe buscar características similares a su estatura (1.65), peso (52 kilos), depende también del grupo sanguíneo y que en ese minuto se encuentre súper bien, es decir, con todos sus órganos funcionando bien", precisa.
Para que ello suceda, en las últimas semanas, la joven de Lonquimay ha sufrido problemas en los riñones y para ello ha sido sometida a una dosis de antibióticos durante 21 días, y fuera de ello, el oxígeno en su sangre se transformó en carbono, cuenta la mamá, lo que ha llevado a sus médicos a conectarla a un ventilador mecánico para revertir el tema del CO2.
Valiente
Observado este escenario y dado el hecho que María José ha estado mejor durante tres días seguidos, su mamá tilda, simplemente, de valiente a su hija.
"Aquí sólo Dios sabe, porque hubo un chico gravísimo, que tenía un mes de plazo y si no, no podía. Ese día me vine muy triste a la casa y le dije a mi hija: Coté nosotros estamos en una zona intermedia, no estamos en la UCI, tenemos más posibilidades. Y resulta que durante la noche, a las 3 de la mañana, llegó un corazón. Entonces, yo le digo: Coté en cualquier minuto esto pasa", comenta Jeannie Ackermann.
En medio del compás de espera en el que están juntas, Jeannie hace un llamado a las familias de eventuales donantes. "El mensaje es que se pongan la mano en el corazón, que nos visiten y no se opongan".