Las cifras entregadas por el Observatorio Económico Social de la Región de La Araucanía, de la Ufro, y publicadas en la edición de ayer domingo sostienen que cerca de 181 mil personas son ocupados informales en La Araucanía, registrando la tasa más alta del país. Una situación más que preocupante, porque según la definición que entrega el INE sobre ocupación informal, "son todos aquellos Asalariados o Trabajadores del Servicio Doméstico que no cuentan con cotizaciones de salud (Isapre o Fonasa) y previsión social (AFP) por concepto de su vínculo laboral con un empleador.
Al ver estas cifras, no hay más que preguntarse ¿Por qué La Araucanía es tan golpeada con los bajos índices, si cada cierto tiempo se anuncian programas especiales para la Región que incluyen miles de millones de pesos? Y los anuncios pomposos que prometen superar la pobreza, terminar con el desempleo, mejorar la calidad del trabajo y conseguir la paz social, no son exclusivos de este Gobierno. Ahora se habla del "Plan Impulso Araucanía", que ha reunido en dos ocasiones a los ministros en la zona, con las promesas de sacar del estancamiento a esta Región, que sigue con índices negativos en todo y bajo la media nacional.
Parece que el Gobierno de turno le estuviera echando plata a un saco roto, estuviera relatando un cuento de nunca acabar o una historia sin fin; porque pese a los miles de millones que se han inyectado a la zona, la señora Juanita sigue en la mediagua, caminando kilómetros y kilómetros para tomar locomoción y sacando -con todo el respeto que me merecen las personas esforzadas de este país- agua del mismo pozo que sacaban sus familiares hace 20 años.
Quizás, sería bueno establecer un mecanismo para que los recursos lleguen directamente a los más necesitados, para que no se queden en las consultoras encargadas de los proyectos, en los equipos conformados para los diseños de las obras, en los informes de prefactibilidad de las obras, donde se invierten miles de millones, mientras la gente de La Araucanía sigue esperando al delegado presidencial o al enviado con poderes mágicos desde el nivel central, para que le permita salir de la pobreza.
Roberto Muñoz Barra Exsenador y presidente del Instituto de Estudios Públicos Social Demócrata