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La segunda ballena más grande del mundo vive (y no sólo migra) en chile

INVESTIGACIÓN NACIONAL. La ballena fin o "de aleta" pasa más de cien días en territorio nacional cada año, para luego desplazarse hacia el polo sur. Cada ejemplar puede medir hasta 27 metros de largo y vivir durante 75 años.
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Valeria Barahona

La costa chilena es famosa por su extensión y diversidad climática que permite el viaje de especies de gran belleza y en peligro de extinción, como el pingüino de Humboldt y la ballena fin, calificada como la segunda más grande del mundo. Esta última especie, sin embargo, no sólo pasa por el territorio nacional, sino que se queda a vivir, según reveló un estudio de la Universidad de Valparaíso (UV).

Los resultados de la investigación "cuestionan este patrón migratorio que calificaba al país únicamente como zona sólo de tránsito para esta especie" hacia la Antártica, explicó la jefa de la investigación, Maritza Sepúlveda.

La publicación

El análisis, que comenzó en 2015, fue publicado ayer por la revista especializada Aquatic Conservation: Marine and Freshwater Ecosystem (división de Wiley-Blackwell, editorial estadounidense que desde 1922 se dedica a la difusión del quehacer científico ), bajo el título "Desde la caza ballenera al avistamiento de ballenas: identificación del hábitat crítico de alimentación de la ballena fin en la costa chilena".

La comunidad científica internacional sigue de cerca los movimientos de la ballena fin (conocida también como "de aleta" o rorcual común), debido a que es el segundo cetáceo más grande del mundo, después de la ballena azul, pudiendo alcanzar hasta 27 metros de largo.

Además de por su gran tamaño, esta especie es identificada por la presencia de "tres cintas de color claro que los ingleses denominan 'chevron'", señala el perfil disponible en la página web del Ministerio del Medio Ambiente. Estas líneas se ubican detrás de los ojos y de las fosas nasales.

El cetáceo fue uno de los más afectados por la explotación durante el siglo pasado, ya que, según la UV, en el hemisferio sur fueron cazados más de 725 mil de estos animales, de los cuales 4.500 fueron capturados en Chile, entre 1929 y 1983.

Hoy, la principal dificultad para la sobrevivencia de esta especie es lo extenso de su ciclo reproductivo, ya que las crías nacen después de dos o tres años de gestación y serían destetados entre los seis y ocho meses de edad. Luego, las ballenas fin pueden vivir hasta 75 años, aproximadamente.

Georreferenciación

La Caleta Chañaral, en la Región de Atacama, es conocida como un lugar excepcional para el avistamiento de ballenas, así como de otras especies de mamíferos y aves marinas. Este factor ha impulsado el desarrollo del ecoturismo y la presencia continua de científicos, entre ellos Sepúlveda, quien realizó una georreferenciación de la ballena fin, mediante el empleo de GPS.

Los académicos implantaron rastreadores satelitales en seis animales, con el objetivo de seguir su ubicación y movimientos, por entre cuatro y 162 días. Las ballenas recorrieron una distancia promedio de 3.225 kilómetros, es decir, casi la mitad de las costas nacionales, cuya extensión bordea los 8 mil kilómetros.

La teoría decía que el país era sólo un lugar de tránsito para estos grandes mamíferos; no obstante, "con este trabajo pudimos observar que cinco de las seis ballenas permanecieron en latitudes medias durante períodos prolongados de tiempo, moviéndose en un patrón norte-sur cerca de la costa, mayoritariamente entre Copiapó y el sur de Coquimbo", aseguró la bióloga marina.

"Sólo un individuo mostró una clara dirección sur (comportamiento migratorio) y se mantuvo en tránsito durante la mayor parte del período que fue rastreado. Estos resultados sugieren que algunas de las ballenas que se observan en Chile siguen una migración a altas latitudes, mientras que otros (en este caso, la mayoría de las ballenas marcadas) permanecieron en latitudes medias, presumiblemente usando hábitats críticos como áreas de alimentación durante el verano, sin evidenciar desplazamientos a la Antártica", afirmó Sepúlveda.

La fragilidad del entorno

La bióloga Maritza Sepúlveda subrayó la importancia de cuidar el hábitat de estos grande mamíferos, debido a lo lento de su reproducción y las "actividades económicas que se quieren instalar en la zona (Región de Atacama), ya que pondrían en riesgo a todo el ecosistema. (...) La reserva marina Isla Chañaral es un lugar especial en Chile; de hecho, esta zona es destacada como uno de los puntos de mayor biodiversidad en el planeta y se está levantando como una de las áreas de avistamiento de ballenas más importantes".

días fueron seguidos seis mamíferos acuáticos, mediante la implantación de dispositivos de rastreo satelital. 162

kilómetros viajaron las ballenas durante el estudio, aunque siempre entre las regiones de Atacama y Coquimbo. 3.225

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