Rodrigo Zamorano C.
Son reconocidos por llevar tres presillas doradas al hombro y por su estrecha llegada con los soldados y suboficiales del Ejército. Son los denominados "generales chicos" en la institución y miembros claves en la relación entre los altos mandos y el personal del cuadro permanente del Ejército.
Se trata de los suboficiales mayores, grado de selección al que solo llega cerca de un 20% del todos los soldados que tras 30 años de ejercicio aspiran a convertirse en uno de ellos.
En el Destacamento N° 8 Tucapel de Temuco son dos los suboficiales mayores que actualmente están activos en la institución y fueron ellos quienes protagonizaron una solemne ceremonia por el Día del Suboficial Mayor de Ejército.
En una estricta ceremonia, el comandante del Destacamento Tucapel de Temuco, el teniente coronel Claudio Mardones, entregó su aprecio por los suboficiales mayores Francisco Zúñiga Araya y Marcos Cortés Cabello.
AL BORDE DE LA MUERTE
Tras el reconocimiento, Marcos Cortés conversó con El Austral sobre la satisfacción personal que significa llevar el máximo grado en la Institución y los desafíos que significa tal rango.
"Es un logro al cual todos esperamos llegar pero que solo algunos lo logran debido a la rigurosa selección que hay", afirma Cortés.
El suboficial mayor recuerda que llegó hace 14 años a Temuco, luego de permanecer por más de 15 años bajo el crudo clima y geografía de Punta Arenas.
"Me fui con 19 años de edad y sin tener redes de apoyo, en condiciones donde se sufre por el aislamiento. Mi hermanos al final fueron mis propios colegas", recuerda.
Cortés aseguró que el apoyo de su familia es fundamental para permanecer en el Ejército y lograr el más alto grado que puede acceder un suboficial.
"Mi esposa tuvo que hacer grandes sacrificios y gracias a ello hoy puedo estar en la posición que tengo", señaló Cortés.
Con orgullo, el suboficial mayor recuerda que gracias al apoyo de su esposa e hijos ha podido sumar experiencia y conocimientos en distintas partes del mundo.
Luego de pasos por misiones a Chipre, intercambio de tropas mecanizadas a Estados Unidos y cursos de liderazgo en el Fort Benning del país norteamericano, Cortés señaló que su último desafío que tuvo como suboficial fue ejercer como explorador militar en la Antártica, lugar donde puso en riesgo su vida tras un grave accidente.
"Casi pierdo la vida, pero aquí estoy, recuperado, con un clavo intramedular de 40 centímetros en la pierna. Pero seguimos luchando", aseveró.
LABOR
Conocidos por su trabajo y conocimiento de las tropas, a juicio del comandante Mardones, los suboficiales mayores son verdaderos asesores en las unidades militares.
"Siempre son reconocidos por el aporte a la gestión de mando, en virtud a la relación cercana que tienen con el personal con menos experiencia como los soldados profesionales y el Cuadro Permanente", acota el teniente coronel Mardones.
"Para mí es un tremendo aporte el trabajo que realizan los suboficiales mayores", agregó el comandante del Destacamento Tucapel de Temuco.
La emotiva ceremonia concluyó minutos más tarde con un almuerzo en honor a todos los suboficiales mayores que están en ejercicio y aquellos que ya pasaron a retiro.