Carolina Torres Moraga
Como un maratonista, amante del fútbol, la vida familiar y por sobre todo como un gran carabinero podría definirse a Sergio Jara Mendoza, (38) quien hace un año y medio recibió un trasplante de médula ósea para batallar contra una rebelde leucemia linfoblástica aguda que le fue diagnosticada en el año 2009.
Se trata de uno de los pocos casos a nivel nacional en los que la implantación de células madre ha permitido dar una batalla frontal contra este tipo de cáncer a la sangre que ataca a niños, jóvenes y adultos por igual.
Actualmente, en fase de recuperación en su domicilio en Temuco, el cabo primero Jara Mendoza apoya la causa de los guerreros niños leucémicos como el de la pequeña Antonella Torres Tello (12) quien lleva pocas horas de haber recibido las células madre de cordón umbilical donadas en Nueva York.
De su historia, los complejos momentos que ha atravesado, su lucha contra la leucemia y sus ganas de volver a las maratones, de ver jugar a Deportes Temuco contra San Lorenzo y mucho más, conversó con El Austral este héroe anónimo que anhela regresar muy pronto a las filas de su querida institución policial.
- Sergio, ¿siempre quiso ser carabinero?
- Sí. Mi padre era carabinero y de ahí quizás partió mi interés. Estuve estudiando Pedagogía en Educación Básica por dos años y me di cuenta que no era mi vocación así que decidí ingresar a Carabineros y ya llevo 13 años en la institución donde llegué a ser cabo primero y ahora me estoy preparando para ser sargento.
- ¿Qué trabajo desempeñaba en la institución?
- Cuando recién egresé empecé a hacer servicios en las poblaciones, hacía turnos en los cuadrantes y posterior a eso empecé a hacer punto fijo en la Intendencia que consistía en estar al cuidado del edificio para que no se produjeran rayados o estar pendiente cuando había manifestaciones y todo eso.
- ¿Cómo se le presentó la enfermedad?
- Yo empecé con resfríos muy seguidos, después con unas puntadas en la ingle, dolor de huesos y debido a las reiteradas consultas, me hicieron varios exámenes y me diagnosticaron con leucemia linfoblástica aguda el año 2009. Se trata de lo mismo que padece Antonella que fue trasplantada hace dos días.
- ¿Le explicaron las causas de su enfermedad?
- No es algo hereditario. Si bien mi mamá falleció por un cáncer a las vías biliares, el doctor me decía que no tiene nada que ver con lo mío. Más bien me explicaba que podían ser factores climáticos, ambientales, la mala alimentación, es decir pueden existir varios factores que pueden influir para desarrollar esta enfermedad.
- ¿Qué ocurrió tras el diagnóstico?
- Debido a que tuve un fuerte dolor en el pecho y era necesario trasladarme cuanto antes a Santiago, la institución hizo las coordinaciones y decidieron enviar el avión-ambulancia de Carabineros para llevarme al Hospital Dipreca donde se ratificó el diagnóstico y empecé con las quimioterapias. Tuve una buena respuesta inicial a las quimio y posterior a eso hubo una mejoría entre el año 2013-2014 donde hubo una remisión de la enfermedad y a mí me dieron el alta y volví a trabajar a labores administrativas de 8 de la mañana a 5 de la tarde...
- ¿Sin embargo, tuvo una recaída y ahí surgió la opción del trasplante?
- Exacto. Me vino una recaída por lo que me trasladaron nuevamente a Santiago donde me dieron la opción de trasladarme a la Clínica Santa María y hacerme el trasplante de células madre. Era riesgoso, pero era la única opción de vida que me daban, así que le dije al doctor 'hagámoslo'.
- ¿Su hermana fue la donante de las células, según entiendo?
- Se le hicieron exámenes a mis dos hermanas y mi hermana mayor, Patricia, fue la donante porque era la más compatible con mis células. A ella le extrajeron las células el 14 de octubre de 2016 y dos días después me hicieron el trasplante a mí que es un procedimiento similar a una transfusión.
- ¿Cómo siguió su vida posterior al trasplante?
- Tuve complicaciones porque en diciembre de ese mismo año me dio un paro cardiorrespiratorio, pero logré salir de eso. Según el doctor, lo que me ayudó a salir del paro cardíaco fue mi condición de deportista... Yo corrí la maratón de Santiago, la maratón de Puerto Varas, he corrido varias maratones y eso me habría ayudado. Posteriormente tuve otras complicaciones producto de las bajas defensas como el herpes zóster y ahora estoy con medicamentos para el dolor...
- ¿Cómo es posible sobrellevar esta enfermedad?
- Es muy difícil. Esta es una enfermedad dura, con un tratamiento caro que ataca a toda la familia. A mí me ayudan mis hermanas, mi papá, mis tíos, todos. Un sólo medicamento que tengo que tomar cuesta 2 millones de pesos mensuales. Por fortuna, ese gasto lo cubre Carabineros y también me apoyaron con todos los gastos de hospitalización porque todo se hizo en la Clínica Santa María en Santiago.
- ¿Piensa volver a vestir su uniforme?
- Sí. Ahora estoy con licencia, pero todo depende de mi control que tengo ahora el 25 de julio. Le comuniqué a mi jefe acá la posibilidad de volver a labores administrativas y eso espero hacer.
- ¿Algún sueño en especial?
- Quiero seguir con mi carrera, dar los exámenes para llegar a sargento y si mi salud me lo permite, postular a la Escuela de Suboficiales para llegar a suboficial mayor que es una gran aspiración que tengo.