Colo Colo aumentó en una temporada más su paternidad en el estadio Monumental sobre su clásico rival, la Universidad de Chile. El elenco dirigido por Héctor Tapia fue muy superior al conjunto laico, pero sólo una anotación de su defensa Juan Manuel Insaurralde pudo entregarle el partido jugado en Pedreros ante unas 40 mil personas.

El Cacique tomó el control del partido desde el primer minuto y pese a que no convirtió a Johnny Herrera en figura, dominó el duelo y manejó la pelota mucho más que los azules que poco hicieron y más allá de tibias llegadas al área no complicaron nunca al portero Agustín Orión.

No le funcionó el mediocampo con un desaparecido Lorenzetti y Espinoza más preocupado de anular a Jorge Valdivia que intentar armar algo para los delanteros que naufragaron.

El DT de los universitarios mandó tres atacantes a la cancha (Henríquez, Arancibia y Soteldo), pero poco tuvieron el balón en su poder.

Una línea de tres en el fondo con dos laterales-volantes que apoyaron mucho la labor de Valdivia, uno de los mejores en el terreno. Si bien Paredes con Barrios no fueron armas de constante ataque, la posesión de los albos fue muy por encima de lo que mostró su archirrival que terminó con un jugador menos por expulsión de Sebastián Ubilla, casi al final.

Incidentes

Y a pesar de esa superioridad de los de Pedreros, recién en el minuto 64 y con una fortuita jugada pudieron anotar el único gol del partido. Tras un córner y un mal rechazo de Rodríguez, el balón da en el palo y encuentra solo a Insaurralde que casi con el abdomen, sin nadie que lo apurara, mandó el balón al fondo del arco. No fue el mejor Superclásico, no hubo mucha emoción, pero en la suma, Colo Colo fue un justo vencedor.

La mancha del partido vino desde la hinchada. Tras el entretiempo el duelo estuvo casi 15 minutos detenido por el lanzamiento de bengalas que llenó de humo el terreno. Luego, incluso la ANFP amenazó con suspender el pleito si seguían los incidentes. Podrían haber sanciones para el Monumental, en donde los azules suman 18 años sin vencer.