Depende del año en que hayamos nacido, recordaremos que antes era todo envuelto con papel: la ropa, la carne, las frutas en los cucuruchos de papel de diario, y que se iba a la feria con el típico bolso de fibra natural ("pilgua"), o el canasto tejido de mimbre. Teníamos la bolsa del pan y para comprar aceite se llevaba una botella; y para comprar bebidas o leche llevábamos nuestras botellas de vidrio. Sin embargo, el crecimiento de la población y el desarrollo de las naciones dieron paso a un modelo de consumo masivo. Y hoy, el mundo está enfrentando un gravísimo problema medioambiental, gatillado por la falta de políticas previsoras y por no pensar con eficacia en las futuras generaciones.
Una de las graves complicaciones de nuestro planeta está siendo provocada por el bajo reciclaje de material plástico. En cifras, se sabe que menos del 3% de las bolsas plásticas en el mundo se recicla, el resto termina en vertederos, rellenos sanitarios o en el océano.
Nuestro país ya está avanzando para hacer frente a este flagelo mundial, por ello, creó la Ley 21.100, la que sólo prohíbe el uso de bolsas plásticas en el comercio (minorista o mayorista). Por tanto, las bolsas plásticas para envasar alimentos no están prohibidas; tampoco aquellas cuyo uso sea necesario por razones higiénicas.
A raíz de esta ley, las grandes empresas quedaron con un plazo acotado para entregar bolsas a sus clientes, y sólo podrán hacerlo hasta el 3 de febrero de 2019. En el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas (como los almacenes de barrio) se fijó un plazo de dos años, estableciéndose que sólo pueden entregar un máximo de dos bolsas por compra; transcurrido ese lapso, regirá la prohibición total.
Será tarea de los municipios fiscalizar su cumplimiento, y quienes sean infractores se exponen a una multa a beneficio municipal de 5 UTM, sanción que será aplicada por el Juzgado de Policía Local correspondiente. Ahora bien, tenemos una ley y un ente fiscalizador, pero ¿qué rol tendremos nosotros como sociedad?, ¿de qué manera colaboraremos con el medioambiente local? Finalmente, es responsabilidad y tarea de todos cuidar nuestro medio ambiente, ya sea educando a los más pequeños o liderando acciones para aplacar el impacto que deja nuestro propio consumo.
Rolando Franco Ledesma, abogado, socio de Franco & Cía