Amores de Mercado
El aumento paulatino de la temperatura en La Araucanía resulta especialmente beneficioso para la apicultura. El tránsito hacia el verdadero amor parece ser el camino a seguir.
Bajo este mismo título se exhibió, en el año 2001, una exitosa telenovela nacional. La trama versaba acerca de dos gemelos separados al nacer, que por el azar intercambiaban sus vidas. Mientras "Pelluco" era alegre, cariñoso y humilde, Rodolfo se mostraba arrogante, frío y calculador. Eso, hasta que el amor logró transformar a éste último, justo en el mismo instante en que "Pelluco" encontró la muerte. Lo anterior perfectamente puede rotularse como una representación de los tiempos que corren, en clave de fábula. Nuestro sistema capitalista ha permeado las más sólidas estructuras sociales, condicionando y orientando, inclusive, nuestra forma y capacidad de amar, en sus más diversas expresiones. Las relaciones se viven más intensamente en la dimensión digital que en la realidad física, en una especie de marketing emocional que ha ido generando verdaderas realidades paralelas, patrocinado por la cantidad de likes que obtiene el improvisado publicista de turno. Así, la imagen - la propaganda podríamos decir- terminó por adueñarse de un ámbito que hasta hace algunos años estaba reservado a la esfera de lo íntimo y espiritual. Es algo así como instrumentalizar los sentimientos y el compromiso bajo las reglas de la oferta y la demanda. Cada variable se procesa privilegiando intereses propios más que proyectos grupales. Vale decir, no comparto lo que tengo ni lo que soy, sino que lo someto al mercado para obtener los más suculentos dividendos. Creo que en lo sucesivo dicha realidad no cambiará sustancialmente sino hasta la muerte de un esquema que ha transformado el más mínimo gesto social en bienes de consumo, transables y desechables. Las expresiones del amor al prójimo encuentran cero retorno en el individualismo de estos días. De otra manera no se explica cómo se vive legislando para pocos, bajo el disfraz del bienestar colectivo; en qué momento las políticas públicas pasaron de la acción decisiva de líderes valientes a meros slogan oportunistas exhibidos en panfletos o banderitas; cual fue el instante en que los hombres empezaron a cubrir su rostro para protestar a través de la fuerza desmedida e irracional, en vez de mostrarse de frente y alzar la voz con argumentos sólidos; por qué ciertos grupos terminaron asumiendo que para obtener tierras gratuitamente debían quemar las propiedades ajenas y arrebatar vidas, o en qué oportunidad histórica renunciamos a insertar en las cabezas el germen del conocimiento para abrir paso a una sociedad cada vez menos pensante. El tránsito hacia el verdadero amor parece ser el camino a seguir, siempre y cuando represente una vía libre de estadísticas, gráficos y flujos de caja.
Gonzalo Garay Burnás, abogado