Hugo Soto
El traiguenino Claudio Dib Venturelli se mueve en un mundo donde un día lo diminuto se hace microscópico y al siguiente lo microscópico se hace invisible. A sus 59 años, este profesor de Física con un doctorado de la Universidad de Stanford y especializado en física teórica de las partículas elementales, ostenta en su currículo el haber sido uno de los iniciadores de la física experimental de partículas en Chile, que partió el 2007 cuando el país se adhirió a la colaboración con el laboratorio Centro Europeo de Investigación Nuclear, el conocidísimo "Cern" con su misterioso colisionador de hadrones.
Hoy, Dib Venturelli, radicado en Valparaíso y docente en la Universidad Técnica Federico Santa María, carga con una atractiva responsabilidad sobre sus hombros: ser el coordinador científico chileno de la propuesta del que será el primer laboratorio subterráneo de detectores de partículas de todo el hemisferio sur, Andes.
"La propuesta es crear un laboratorio subterráneo chileno-argentino", señala a El Austral el científico oriundo de La Araucanía. "Argentina lo tiene aprobado, no así Chile, así es que mientras eso ocurra por ahora mi rol es dar a conocer el proyecto a las universidades chilenas", agrega.
El futuro laboratorio Andes debe su nombre a una feliz coincidencia de geografía y de siglas (Agua Negra Deep Experiment Sit). Se ubicará entre Coquimbo y la localidad trasandina de San Juan, aprovechando la construcción del túnel carretero de Agua Negra, bajo la cordillera. De salir todo bien, las obras podrían partir en un año más, y luego de 8 años Chile y Argentina podrán ostentar el orgullo de haber construido el primer laboratorio científico subterráneo del hemisferio sur de nuestro planeta y el tercero más profundo del mundo.
"Esto no es un colisionador como el Cern, sino que es un laboratorio de detección de partículas que vengan de fuera, del cosmos, donde los detectores están puestos a gran profundidad de modo que la radiación cósmica y otros elementos no generen ruido en las mediciones", apuntó Dib.
Traiguenino
Claudio Dib Venturelli estudió toda la básica en la Alianza Francesa de su Traiguén natal. Luego se traslada a Temuco para cursar la enseñanza media en el Colegio La Salle, tras lo cual continúa su periplo por Valparaíso, donde estudia Ingeniería Electrónica en la Universidad Federico Santa María.
"Las ingenierías tienen harta Física, así es que no fue raro que una vez terminado mi grado decidiera dedicarme a esta área", reseña Dib, quien agrega que "postulé a varias universidades en Estados Unidos, me fue tan bien que varias me abrieron sus puertas, y me decidí por la de Stanford".
Allí permaneció desde el 84 al 89. Luego inició su trabajo como investigador en la Universidad de California, en Los Ángeles, y tras un breve paso por la Universidad de Oregon, retornó a Chile en 1993.
"El área en que trabajo es la de las partículas elementales, el mundo subatómico, donde se busca de qué está hecha la materia a nivel fundamental", aclara Dib, quien en su labor diaria ha tenido que abordar áreas que de tan llamativas han pasado a ser reconocidas por el común de la gente, como el "Boson de Higgs", malamente conocido como la "Partícula de Dios".
"Hay que aclarar que eso de la Partícula de Dios nació de una simple broma", señala de entrada el físico traiguenino, aclarando que el pintoresco nombre surgió producto de un juego de palabras astutamente aprovechado por el editor de un libro científico.
"El Boson de Higgs hasta hace poco era considerada una partícula hipotética, que se entendía que debía existir por una consistencia matemática de la teoría y donde su descubrimiento explicaría varias cosas, en particular del origen de la masa de las partículas. Se descubrió finalmente gracias al colisionador de hadrones del Cern en 2012. ¿De qué sirve ese descubrimiento? Que estamos entendiendo el mecanismo de generación de masa de las partículas a una cierta escala de tamaño, como mil veces más chico que el protón, y eso da pie a nuevas preguntas".
En chile
El científico traiguenino asegura que en Chile se produce Física a muy buen nivel, pero es poco en cantidad, especialmente en lo relativo a la rama experimental.
"Por eso fue un avance importante cuando el 2007 logramos instaurar un área de la física experimental, que es la física de partículas, en el marco del laboratorio CERN, y ahora damos otro paso impulsando esta iniciativa de experimentos subterráneos", señala Dib, quien ante la pregunta -válida- de ¿para qué sirve esto en términos prácticos?, no duda en señalar que "si uno hiciera sólo física teórica sería cuestionable, pero el hecho que se hagan experimentos donde se miden cosas inmedibles, donde se ven cosas invisibles, permite generar desafíos, permite construir instrumentos, genera desarrollo y construye una sociedad con una diversidad de personas donde hay pequeños grupos especializados en ciertas cosas. Tener esa diversidad permite recurrir a personas especializadas que pueden encontrar soluciones a problemas nuevos".
Pese a ser un científico de recorrido mundial, La Araucanía sigue presente. "De hecho, el amor por la ciencia lo tuve desde chico, desde que vivía en Traiguén, y fue en tercero medio, cuando estaba en el La salle en Temuco, cuando me sentí atraído por la Física", asegura Claudio Dib.