En este 8 de diciembre, hemos contemplado la belleza de María Inmaculada. ¿Qué significa llena de gracia? Que María está llena de la presencia de Dios. Y si está completamente habitada por Dios, no hay lugar en ella para el pecado. Es una cosa extraordinaria, porque todo en el mundo, desafortunadamente, está contaminado por el mal. Cada uno de nosotros, mirando hacia adentro, ve lados oscuros. Incluso los santos más grandes eran pecadores y todas las realidades, incluso las más hermosas, se ven afectadas por el mal: todas excepto María. Ella es el único "oasis verde" de la humanidad, el único ser no contaminado, creado inmaculado para dar la bienvenida con su "sí" a Dios, que por medio de ella vino al mundo y comenzó una nueva historia. De hecho, afirma el Papa Francisco, siempre la reconocemos como joven, porque es el pecado el que hace envejecer, porque esclerotiza el corazón. Lo cierra, lo hace inerte, lo desvanece. Pero quién está "lleno de gracia" está vacío de pecado. En este tiempo litúrgico del Adviento, en que todas las comunidades cristianas se preparan con enorme esperanza al nacimiento del Salvador, cómo quisiéramos ver una Araucanía también "llena de gracia", con un corazón limpio y transparente, plenamente disponible a la paz, al reencuentro y la reconciliación, la justicia y la verdad. No ayudan corazones violentos que anidan rencor, odio, y venganza. O corazones que a cualquier precio, guardan doble o triple intenciones personales, grupales o sectoriales en los juegos del poder, en las intolerancias ideológicas, en las estrategias políticas, en cuestionados manejos financieros. En cada uno de estos ámbitos, lamentablemente no han faltado ejemplos de corrupción y apetitos económicos. Pareciera ser que antes de cualquier solución a la crisis regional, ésta, debe pasar primero por una suerte de cedazo de los mencionados intereses. Así cualquier iniciativa objetivamente buena y justa, desde la instancia que sea, arriesga naufragar en esta maraña de intereses. ¿Qué lugar ocupa entonces en la política pública y privada, como en la agenda político social la enorme urgencia del bien común del millón de personas que vivimos aquí, y la suerte del pueblo mapuche?. Hoy miramos con alegría a la llena de gracia. Pidámosle que nos ayude a mantenernos jóvenes, diciendo "no" al pecado, fuente de todo mal y de las tragedias humanas, y vivir una vida hermosa, diciendo "sí" a Dios, trabajando incansablemente en su plan de salvación de todo el género humano, y por una sociedad regional que ante los graves desafíos que enfrenta, tenga como gran objetivo el bien común de todos.
Héctor Vargas Bastidas Obispo de Temuco