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ENTREVISTA. Héctor Vargas, obispo de Temuco

"Pedir reconocimiento aniquilando al otro despierta violencia"

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Andrea Arias Vega

"Quisiera que de parte de ninguna persona, organización, institución, liderazgos, Gobiernos, sectores políticos, económicos y sociales, sigan generándose tantas excusas, argumentos y condiciones para el diálogo, la búsqueda de acuerdos, el reencuentro, la reconciliación, la paz, la verdad y la justicia", consigna el obispo de Temuco, Héctor Vargas, a la consulta de El Austral respecto de cuál es su deseo para La Araucanía en Navidad, a pocos días de la llegada del 2019.

- ¿Qué enseñanzas nos deja el caso Catrillanca?

- Con el Papa Francisco afirmamos que la unidad, si quiere construirse desde el reconocimiento y la solidaridad, no puede aceptar cualquier medio para lograr este fin. Existen dos formas de violencia que más que impulsar los procesos de unidad y reconciliación terminan amenazándolos. En primer lugar, debemos estar atentos a la elaboración de acuerdos que nunca llegan a concretarse. Esto también es violencia, y ¿Por qué? porque frustra la esperanza. En segundo lugar, es imprescindible defender que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación. La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos "no a la violencia que destruye", en ninguna de sus dos formas.

- Tras la visita del Papa Francisco, la Iglesia Católica vivió una crisis este año por las denuncias de abusos sexuales y la expulsión del sacerdocio de Precht y Karadima. ¿Cuál es su balance?

- Una situación extremadamente dolorosa, especialmente para las víctimas a quienes no nos cansaremos de pedir perdón, y que nos ha remecido y avergonzado. Ello ha gatillado un proceso muy complejo y difícil, pero urgente y necesario, que nos ayudará a todos a crear ambientes sanos y seguros para nuestros niños y jóvenes, a buscar la verdad y hacer justicia, y luchar cada día por ser los pastores que el Señor quiere al servicio de su Pueblo. Es el paso del Señor por nuestra Iglesia, para que convertida, purificada y sanada de sus heridas por la acción del Espíritu, pueda llevar hasta el fin de los tiempos la misión que él mismo le encomendó.

- Según la última CEP los fieles católicos bajaron del 69% al 55% en 10 años. ¿Hay un mea culpa?

- Es fruto de un proceso de secularización religiosa del mundo occidental iniciado hace cincuenta años. Hemos tenido dificultades para conocer, comprender y dialogar con la cultura de hoy, en modo que pueda experimentar la novedad del Evangelio como una buena noticia. El desafío no pasa hoy por masas cristianizadas, sino por una vuelta a los orígenes de la evangelización, de pequeñas y apasionadas comunidades de auténticos discípulos, con la capacidad de anunciar y testimoniar la hermosura de la vida nueva propuesta por Jesucristo en el Evangelio a cada persona, y que esa fe exige comprometerse en la construcción de un mundo más humano.

- El Papa dijo que Jesús era un migrante. ¿Se equivocó el Gobierno en no suscribir el pacto de la ONU?

- En efecto, Jesús junto a sus padres debió migrar al exilio en Egipto, huyendo de Herodes… La pregunta más importante, antes que la postura oficial de un gobierno, es si como sociedad toda estamos dispuestos a acogerles como es debido. Entre nosotros existe un soterrado y en ocasiones abierto racismo, prejuicios, discriminación, explotación, abuso, aprovechamiento y desprecio por el migrante. No pocos viven en condiciones infrahumanas, sin contrato de trabajo, con salarios miserables. Otros han muerto en situaciones que nos cuestionan seriamente. Lo más sorprendente, es que aún ni siquiera tenemos una Ley de Migraciones, que pueda regular y dar respuesta a esta cruda realidad.

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"Hemos tenido dificultades para conocer, comprender y dialogar con la cultura de hoy, en modo que pueda experimentar la novedad del Evangelio como una buena noticia"."