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Los últimos sobrevivientes de un oficio en extinción

TEMUQUENSES CON HISTORIA. Pedro Gutiérrez, Gilberto Rodríguez y José Guerrero son los únicos lustrabotas que quedan en la Plaza de Armas Aníbal Pinto.
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Mauricio Rivas Alvear

Hasta la década del 70 había 40 lustrabotas en diversos puntos de Temuco. Sólo en la Plaza de Armas Aníbal Pinto trabajaban 16, cuatro en cada esquina. Era tal la importancia de este oficio, que sus exponentes llegaron a formar un sindicato propio que velaba por los intereses de sus socios y de la tradicional actividad.

Pero el tiempo ha pasado, los hábitos de los ciudadanos han sufrido cambios severos y el oficio, poco a poco, se ha ido debilitando, casi extinguiendo. De esos 16 lustrabotas en el pulmón verde del centro de la ciudad, hoy sólo quedan tres. Pedro Gutiérrez Andrade (en la esquina de Bulnes con Claro Solar), Gilberto Rodríguez González (en el frontis del Banco Estado de Bulnes) y José Guerrero Macaya (en la esquina de Bulnes con Varas). Los únicos sobrevivientes de un servicio casi obligado de los temuquenses de antaño, cuando las zapatillas y los zapatos de gamuza todavía no irrumpían en el mercado con la popularidad actual.

Baja demanda

En el apogeo de la actividad, cada lustrador atendía hasta 40 personas al día. Hoy los números están a la baja, y en promedio sólo reciben a una decena de personas en promedio cada uno, obteniendo 10 mil pesos al día, siendo diciembre el mejor mes; y junio y julio, los peores.

Los lustrabotas atribuyen esta baja en la demanda al menor presupuesto de las personas, a una evidente despreocupación por andar con los zapatos limpios, al masivo uso de zapatillas y calzado de gamuza, y también a la escasa variedad de pastas que ofrecen las empresas dedicadas a este rubro, como Virginia o Nugget.

Gutiérrez (67 años en el rubro), Rodríguez (54) y Guerrero (37) coinciden en que cada vez los temuquenses tienen menos interés en andar con los zapatos brillantes, por tal motivo asumen con tristeza que el oficio, más temprano que tarde, desaparecerá. "No creo que lleguen nuevos lustrabotas después de nosotros", cree Rodríguez, mientras Gutiérrez asegura "que con los años esto va a dejar de existir". "Se perderá como todos los oficios tradicionales", agrega Guerrero.

Problemas físicos

Los lustrabotas de la Plaza Aníbal Pinto trabajan sagradamente de lunes a viernes (salvo Guerrero que también lo hace los sábado en la mañana), excepto los días de lluvia torrencial. En ese sentido, los tres coinciden en que el frío y el agua son los peores enemigos de su trabajo, tanto en la baja demanda por sus servicios, como también para exponerse a enfermedades que, a estas alturas, ya son crónicas.

Gutiérrez, por ejemplo, sufre de artrosis y problemas cardíacos (suma ocho bypass en su organismo); Rodríguez, en tanto, tiene diabetes; y Guerrero debe convivir con serios dolores lumbares, asma y reumatismo. Ninguno de ellos tiene previsión y en caso de enfermedades deben acudir al Hospital Regional en calidad de indigentes.

Pero pese a todas las carencias y desprotección, los tres no se arrepienten de haber escogido este oficio. "Es una buena pega, no me quejo, además como soy soltero no tengo muchos gastos. Ahora, si aparece una polola, tendré que ganar más plata no más", dice entre risas Gilberto Rodríguez.

Pedro Gutiérrez también es un agradecido de su trabajo. "A pesar de todo, estoy contento con lo que hago. Todo lo que tengo, incluyendo mi casa, es gracias a esto", dice con orgullo.

Para José Guerrero, "este trabajo es un privilegio. Es una prestación de servicio para la comunidad. Me ha dado todo, incluso la posibilidad de educar a mis hijos".

Clientes y anécdotas

Los tres tienen en sus recuerdos haber atendido a importantes personajes de Temuco y a más de algún famoso del país. Rodríguez asegura que uno de sus principales orgullos es haberle lustrado los zapatos a la actriz Sonia Viveros, justo en su momento de mayor fama: "Más encima me dio la media propina". Entre sus clientes habituales destaca al actual gerente del BancoEstado y a los diputados Saffirio y Molina.

Gutiérrez asegura que su más importante logro es haber atendido al expresidente Jorge Alessandri, al exalcalde de Temuco, Germán Becker, y a la leyenda del básquetbol chileno, Rufino Bernedo.

Guerrero destaca a los diputados René Manuel García y René Saffirio, a la consejera regional Genoveva Sepúlveda y al alcalde Miguel Becker, "a pesar de que cuando era candidato venía más. Ahora que salió alcalde no tiene tanto tiempo", cuenta, medio en broma, medio en serio.

Estos tesoros humanos de la capital regional quieren seguir sacando brillo a los zapatos temuquenses hasta que la salud los acompañe. Pero saben que la hora de adiós se acerca y con ello la extinción de un oficio que no tiene herederos.

en promedio 10 clientes