A los 20 años
Necesitamos iniciar la conversación en la familia para efecto que ésta pueda respetar la voluntad de una persona que ha decidido ser donante. No me queda más que honrar la memoria de un joven que a sus 20 años, con una vida por delante, tomó la decisión de servir a los demás hasta el último momento de su vida.
A los 20 años, se nos viene la vida por delante. Los sueños de niño comienzan a verse más cercanos, y nos damos cuenta que lo imposible no existe. Nos sentimos dueños del mundo y el mundo nos hace saber, en el frenesí de esa edad, que también le pertenecemos.
Ayer nos dejó Nicolás Soto Estroz, un joven bombero que a sus 20 años, optó por ayudar al prójimo. Un joven que vino desde Villarrica a Nueva Imperial, a combatir un enemigo poderoso, impredecible e inclemente, que azota una y otra vez a nuestra región: el fuego.
Nicolás no dudó, en su compromiso de voluntariado, en venir al rescate de una región que es y será siempre suya. No pensó en él, sino en los demás. No vaciló si era una zona rural, urbana o un accidente, a él no le importó, porque su convicción fue superior.
Durante días dio una batalla anónima, amparada en su juventud y sus ganas de vivir. Los esfuerzos y oraciones de toda una región estuvieron a su disposición y la de su familia.
Los caminos del destino a veces son impredecibles y nos llevan a escenarios que nunca quisiésemos afrontar como padres, amigos, compañeros o simples habitantes de una misma región. Fui testigo de la nobleza de una madre que acompañó imperturbablemente la batalla de Nicolás por aferrarse a la vida, una batalla que a pesar de todos sus esfuerzos, no pudo ganar y que se llevó a un joven de 20 años.
Hoy, mientas escribo estas letras, me entero de la decisión de Nicolás de ser donante de órganos, opción respetada por su familia y no me queda más que honrar la memoria de un joven que a sus 20 años, con una vida por delante, tomó la decisión de servir a los demás hasta en el último momento de su vida, convirtiéndose en un ejemplo para todos quienes en La Araucanía, fuimos testigos de su determinación y coraje.
Mis respetos a su familia, los bomberos de su compañía en Villarrica y la región y a todos quienes luchan por tener un mundo mejor, más sensible y más humanitario. Un mundo como el que quería vivir Nicolás.
Desde aquí te digo que tu ejemplo de entrega, no será en vano en nuestra Araucanía.
Jorge Atton Palma intendente de La Araucanía