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Las mujeres reciben casi 23% menos de ingresos que los hombres en la Región

ESTUDIO. Una de las razones por las cuales 10 mil personas marcharon por las calles de Temuco se ve reflejada en un reciente estudio sobre brechas de género.
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Eduardo Henríquez O.

Una de las marchas más multitudinarias que se ha visto en años tuvo lugar este fin de semana en Temuco para hacer patente que las mujeres de todo Chile están más despiertas que nunca respecto de la urgencia de hacer respetar sus derechos, la libertad de andar sin miedo por las calles, denunciar el recrudecimiento del femicidio y la necesidad de derrocar la inequidad salarial que persiste en nuestra sociedad y, particularmente, en mercado laboral.

Este último dato, y una de las razones que movilizó a sobre 10 mil personas la noche del viernes por las calles de la capital regional, es reforzado por el reciente estudio de brechas de género, publicado por el Observatorio Laboral Araucanía en conjunto con el Sernameg y el Instituto de Desarrollo Local y Regional (IDER) de la Universidad de La Frontera, el cual revela que la brecha de "ingreso promedio" entre mujeres y hombres es de - 22,9%, en desmedro de las primeras.

El coordinador del observatorio, el doctor en economía e investigador Ismael Toloza Bravo, explica que una de las reivindicaciones que hace visible hoy este grupo humano es aquella relativa a la participación en el mercado laboral, en la cual sobresalen precisamente las brechas salariales y la fenimización y masculinización de ciertas ocupaciones, por citar algunos ítemes que son abordados en este estudio.

Esta investigación da cuenta que - en La Araucanía - los hombres ganan un ingreso promedio de 483 mil 456 pesos, mientras que para las mujeres las cifra sólo alcanza los 372 mil 976 pesos.

La realidad local, según este estudio basado en la Encuesta Nacional de Empleo, la Encuesta Suplementaria de Ingresos y el Sistema de Información de Educación Superior, dice que solo el 44,85 % de las mujeres en edad de trabajar participa del mercado laboral (ya sea trabajando o buscando empleo), mientras que en el caso de los hombres la cifra se eleva al 68%. El porcentaje que se agudiza al hacer un zoom sobre la población inactiva, ya que el 63,8% son mujeres.

En cuanto a la tasa de participación por nivel educacional los antecedentes más decidores expresan que "la menor participación femenina se concentra en aquellas que poseen educación media incompleta o menos (25,8%)", mientras que la brecha se estrecha en los niveles de educación superior. Allí los datos muestran que la participación femenina con estudios profesionales o más en el mercado regional es de 81,6 %, en tanto que la de los hombres bordea el 85,3%.

Un dato curioso al margen es que son ellas las que más se titulan en la Región, sobre todo cuando se trata de carreras técnicas (67,1%) y postítulos (58,9%).

Al desglosar la realidad por sectores productivos (a 2017), el estudio del Observatorio Laboral Araucanía destaca que donde más diferencia se produce es en el sector de industrias manufactureras (-80,6%) y silvoagropecuario y pesca (-75,4%). En este último, el ingreso mediano de la mujer es de 56 mil 734 pesos, mientras que el de un hombre es de 230 mil 417 pesos.

En cuanto a las carreras con mayor titulación femenina en La Araucanía, en el ámbito profesional destaca Enfermería (1.406) y Trabajo Social (1.294), mientras que en el ámbito técnico son Técnico en Enfermería (3.521) y Técnico Asistente de Educador de Párvulos (2.477).

Oficios masculinizados

Hay mucho que hacer todavía. El programa Buenas Prácticas Laborales del Sernameg da cuenta de ello. Así lo explica la coordinadora del Área Mujer y Trabajo, Hsiu Jian Wu Barraza. "Una de las primeras iniciativas de trabajo en esta área se desarrolló con una empresa de comercio. Ellos no tenían operadoras de grúa y se defendían con el discurso de que las mujeres no quieren postular, y cuando nosotros revisábamos las convocatorias, desde el llamado al puesto de trabajo o a la capacitación, o el horario en el que se desarrollaban estas labores, no permitían que las mujeres accedieran ya que se cerraba solo a trabajadores hombres", afirmó.

de las titulaciones profesionales, técnicas y de postítulos en la Región son lideradas por mujeres. 59,5%

Recordamos y luchamos

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Universidad Central.

El Día de la Mujer Trabajadora es un día para conmemorar a las que lucharon por todas, pero que ya no están con nosotras y también para visibilizar, reflexionar y actuar sobre las desigualdades y violencia que enfrentamos como mujeres.

En el espacio público, la inseguridad permanentente genera una carga mental y estrés adicional cada día. Desde la llamada entre amigas para avisar que llegamos bien, y que no fuimos abusadas en la micro, el metro, el uber o el taxi; o la angustia que genera no tener ese llamado. La posibilidad de ser acosada, abusada o violada en uber o taxi deriva en la obligación autoimpuesta de compartir el viaje en línea con el grupo familiar o una amiga por si algo pasa. No caminar por calles oscuras o solitarias; cuidar que mi forma de vestir no provoque a algún hombre que es incapaz de controlarse; cuidar que mis fotografías en redes sociales no vayan a ser publicadas en alguna página como Nido.org. Si te vas de fiesta procurar que nadie le coloque algo a tu bebida o tomar de más para 'exponerte' a sufrir un abuso.

En el espacio laboral, escuchar que te acostaste o te acuestas con tus compañeros o con algún jefe para llegar al cargo que ocupas o para acceder a otro mejor; que te pagan y reconocen menos tu trabajo, que te falta carácter para ser jefa y que tu productividad laboral se ve afectada por la maternidad, lo que no ocurre con los hombres y la paternidad.

En el espacio privado, las labores del hogar y de cuidado de niñas/os, personas mayores y enfermos es asumido por mujeres; no hay reconocimiento ni salario para el trabajo doméstico; la violencia física, psicológica y económica que limita la autonomía de las mujeres y muchas veces termina en femicidio, resultado de relaciones desiguales de poder donde lo femenino es lo inferior.

No es fácil vivir con esa carga mental en el día a día y con la sensación de inseguridad por ser mujer. En oposición a las experiencias más duras, también está la alegría de vivenciar una época de cambios en relación a los derechos de las mujeres, de generaciones más jóvenes que sacan la voz y de más sororidad entre nosotras. En el que cada día se suman más compañeras de lucha y juntas decimos basta, ni una menos, no más violencia, no más patriarcado.

Ana María Gutiérrez,