Damián González
Sin bajarle la mirada a los problemas de su querida Araucanía, sin generar abanderamientos políticos, ni promesas de campaña. Así el exparlamentario por la Región Roberto Muñoz Barra define "De frente al país, de cara a La Araucanía", segundo libro de su autoría, y en cuyas 198 páginas se permite plasmar parte del pensamiento crítico que ilustró en 147 columnas de opinión publicadas en diversos medios de comunicación del país, entre ellos el Diario El Austral, y que reflejan su experiencia acumulada como diputado y senador, por 24 años, entre 1969 al 2010.
"Este no es un libro político", dice el también profesor normalista, formado en el Liceo de Victoria, quien también preside el Instituto de Estudios Públicos Socialdemocrata. "Lo puede leer gente de cualquier rumbo político y religión, no lleva etiqueta ni bandera de ninguna colectividad", agrega el columnista de 83 años, oriundo de Lautaro.
El libro será presentado oficialmente hoy, a las 19.30 horas, en el Centro Cultural de Victoria. A la cita llegará también el exministro Sergio Bitar.
-Hablemos de su libro, ¿como surge, de qué forma se estructura y cuál diría usted que es la contribución más importante?
-¿Como definiría su estilo de redacción?, ¿qué recursos utiliza?
-Imagino que esa formación docente inspira sus más fuertes críticas al sistema educativo...
-¿Es este un libro político?
Su visión de la política
-¿Qué extraña de la política?
-Seguir escribiendo a sus 83 años supongo que lo mantiene muy vigente y ligado a los temas que le apasionan.
"Lo curioso es que todos los temas que he atacado en este libro no solamente son del ayer, sino que se refieren a materias que siguen pendientes hasta hoy". Hoy día, la gente se siente a kilómetros de distancia del político. Hoy, el político tiene como plataforma de cercanía la farándula, lo que a veces llega a ser vergonzoso". ¿Si tuviera la oportunidad de tomar un café de media hora con quien yo quisiese?... con Mujica (José). Es una persona interesante y muy sabia en sus palabras"."
-Este libro no solamente fue una inquietud mía sino de muchos amigos que me conocen y que me instaron a que plasmara algunos de mis pensamientos sobre la contingencia, que no son escasos, sino muchísimos. Durante dos años recopilé columnas que escribí en diarios y revistas de Santiago y fundamentalmente en mi querido Diario El Austral de La Araucanía y Diario Las Noticias de Malleco. Son columnas desde el 2014 hasta fines de 2018. Cada columna tiene su fecha de publicación, y, lo curioso, es que todos los temas que he atacado en este libro no solamente son del ayer, sino que se refieren a materias que siguen pendientes hasta hoy, lo que le da un carácter asequible al interés de la ciudadanía.
-Juego mucho con el sarcasmo y también con el humor, usando diferentes proverbios como por ejemplo "zorro que aprendió a comer huevos, aunque le queme el hocico, no pierde la costumbre", por nombrar uno de los tantos que van ilustrando mis columnas. Yo escribo tal como hablo, en forma muy directa, muy sencilla. No escribo en difícil, seguramente en eso me ayuda mi formación de profesor, que me hace hábil para llegar a la comprensión del público en todos los niveles.
-Fui 24 años parlamentario, 8 años diputado y 16 años senador, pero cuando fui profesor por el año '62, ya escribía columnas porque me encanta la literatura. Aquí hago fuertes críticas a la educación del tercer milenio, que hizo desaparecer la literatura, la educación cívica y la filosofía de los programas de estudio. Hoy día se le educa al ciudadano para que sea rendidor en alguna actividad de tipo socioeconómica y se ha dejado muy de lado la formación humanista de forma integral.
-No, este es un libro que da a conocer temas, inquietudes, aspiraciones, con un espíritu amplio. En ningún momento lleva algún tinte de política trasnochada que divide, no. Aquí son columnas de elogio y crítica incluso a los Gobiernos a los que he apoyado en su momento, por lo tanto es un libro más bien de tipo cultural. Lo puede leer gente de cualquier rumbo político y religión, no lleva etiqueta ni bandera de ninguna colectividad.
-La sinceridad de la vocación pública. Hoy día, mucha gente llega a los cargos públicos más por el sueldo y por las posibilidades que dan esos cargos que por una auténtica vocación de servicio público. Esa es una mercadería que está muy escasa en el mundo político.
-Lo importante es la edad que uno siente, y yo me siento joven. Me siento en edad para escribir con toda la tinta de mi lapicero, sin miedo a decir las verdades. No tengo dependencia económica de nadie que pueda torcer mi ética, de tal manera que he tomado la decisión de entregar con modestia un aporte intelectual en análisis y lo voy a hacer hasta mi último suspiro.