Rodrigo Zamorano C.
Desnuda y con una cuerda de boya adherida a sus piernas fue hallada el pasado miércoles 20 de marzo en la playa de Waiake, Nueva Zelanda, el cuerpo sin vida de la joven lautarina Millaray Antonia Bravo Ramos, de 28 años de edad.
La joven se encontraba desaparecida desde el lunes 18 de este mes en la localidad de Torbay, al norte de la ciudad de Auckland.
Pese a ser una reconocida nadadora, el cuerpo de Millaray fue encontrado en horas de la noche y la policía local estableció preliminarmente que no habrían terceras personas involucradas en su muerte y que su deceso se produjo por una inmersión.
A más de 9 mil kilómetros de distancia, en Santiago, su padre Antonio Bravo no cree la hipótesis de la policía neozelandesa y asegura que "llegará hasta las últimas consecuencias para conocer la verdad de la muerte de mi hija".
Bravo asegura que Millaray "era una experta nadadora, por lo que no creemos la versión de las policías de allá que dice que murió ahogada", sostiene.
La joven vivía hace 3 años en la ciudad de Auckland y había viajado hasta Nueva Zelanda buscando nuevos horizontes laborales.
Nacida y criada en Lautaro, Millaray dejó a los 20 años su ciudad natal, tras la muerte de su madre, para radicarse en Antofagasta, lugar donde trabajó en el casino de la ciudad.
Tras un breve paso por Lautaro, la joven tomó la decisión de viajar al extranjero y permanecer en Nueva Zelanda.
Amistad
En ese país la joven Millaray rápidamente logró encajar en la comunidad latina de Auckland gracias a su gran desplante, personalidad amistosa y su afición a la danza.
Fue bajo ese contexto que destacó en diversas muestras de salsa y bachata, con presentaciones que hacía junto a amigos de Chile y otros países latinoamericanos.
Allí, dice su padre, conoció a Anthony, "su pareja cubana con quien tenía una relación mas o menos complicada".
Para el papá de Millaray las sospechas recaen justamente en él, ya que "tras su desaparición el lunes, nunca avisó que estaba perdida y tampoco hizo nada por buscarla", afirma.
Restos
Dada la distancia que existe entre Chile y Nueva Zelanda, amistades de Millaray en ambos países han iniciado distintas colectas para reunir fondos a fin de que el cuerpo de la joven bailarina pueda ser repatriado lo antes posible.
Desde Auckland, el chileno Sebastián Vera, amigo de Millaray, afirma que ya han reunido más de 5 mil dólares y que tras mantener comunicación con el papá de la joven, éste les habría señalado su intención de viajar a Nueva Zelanda para apurar los trámites del traslado.
"Ella había comentado que quería volver a Chile y a Lautaro en el mes de mayo", afirma su padre.
En La Araucanía, en tanto, sus amigos de infancia y juventud también iniciaron una recolección de dinero para ir en ayuda de su padre. La idea, afirman, es que el cuerpo de Millaray descanse junto a los restos de su madre en la ciudad de Lautaro.