Duelo en Bomberos por muerte de voluntario insigne
TEMUCO. Los funerales de Héctor Fuentes Lara se realizaron ayer.
De duelo se encuentra el Cuerpo de Bomberos de Temuco, por el fallecimiento del bombero honorario de la Primera Compañía, bombero honorario del Cuerpo de Bomberos de Temuco y bombero insigne de Chile, Héctor Fuentes Lara.
La muerte del bombero Fuentes provocó amplio pesar en las filas de su querida Primera Compañía y en la institución en general.
El superintendente del Cuerpo de Bomberos de Temuco, Leonel Nualart, junto con lamentar profundamente el fallecimiento, que se produjo debido a complicaciones de salud propias de su avanzada edad, recordó a Fuentes como un capitán excepcional, perteneciente a una notable generación de oficiales temuquenses de mitad del Siglo XX, dotado de un especial don de mando y firme liderazgo sobre su personal.
A Héctor Fuentes le restaban pocos días para cumplir los 84 años de edad y había ingresado el 5 de abril de 1951 a la Primera Compañía de Temuco, donde desempeñó cargos como ayudante, teniente segundo, prosecretario, teniente primero, consejero de disciplina y director, pero donde más se le recuerda es en los cuatro periodos en que ejerció como capitán de su compañía, donde marcó a las generaciones que compartieron el trabajo con este extinto bombero, vistiendo la casaca de cuero y la toalla en numerosas emergencias, debido a su férrea disciplina y entrega a la causa bomberil.
Larga trayectoria
En 1960, fue uno de los bomberos temuquenses que integró el grupo que acudió a Valdivia a socorrer a la población afectada por el gran terremoto de ese año, grupo que debió efectuar el recorrido caminando durante largos tramos para llegar hasta esa ciudad, debido a las dificultades con los puentes y para conseguir un transporte adecuado, dada la magnitud de la catástrofe.
También participó en varios de los grandes incendios que marcaron la historia de Temuco durante el Siglo XX, como el de la ferretería Frindt, donde perdió la vida el bombero mártir Gustavo Toledo Fuentes; además del siniestro de la iglesia del Corazón de María y el de las tiendas ubicadas en la manzana de calles Bulnes, Montt, Portales y Prat, en 1982.