Desde el año 2000, tras superar una grave enfermedad, se produjo en la joven María Ruiz Antil el desarrollo de una habilidad impensada entonces para ella: la maquetería, inusual arte que hoy le permite reproducir perfectamente a escala los principales patrimonios arquitectónicos de Temuco e interpretar los proyectos que serán símbolos de la Región, como el tercer puente sobre el río Cautín.
Así, a pedido de diversas empresas constructoras, la hoy considerada mejor maquetista en Chile ha representado tridimensionalmente edificios emblemáticos en el actual paisaje arquitectónico de Temuco, siempre con el apoyo de su esposo Antonio Muci en la confección de los diminutos objetos interiores.
Pero, al margen de su trabajo profesional, lo que María Ruiz se empeña en destacar es la reproducción de aquellos edificios emblemáticos de nuestro pasado temuquense, tales como el Edificio Marsano, las casas Thiers, Lienlaf, Dreves, el Mercado Municipal, la Escuela Francia, Estación de Ferrocarriles, Campus Menchaca Lira, el Banco Trasatlántico, la Intendencia, más una decena de otras construcciones que sólo existen en algunos nostálgicos recuerdos.
Así como el trabajo del arquitecto es diseñar edificios gigantescos, el del maquetista es reproducirlos a una menor escala que permita apreciar su funcionalidad, volumetría, mecanismos y modernidad. "Es un arte que al parecer no es considerado un arte", sostiene María Ruiz, quien lamenta que este oficio no sea reconocido como tal en los organismos de Cultura.