Defensa del Gobierno
Yo defiendo al gobierno. No ha podido gobernar, no por mera inactividad, sino por culpa de una oposición que reniega cada uno de los proyectos que se presentan y por una izquierda antidemocrática que no ha tenido escrúpulos en desestabilizarlo.
El escándalo del ataque al Metro y otros servicios que son de ayuda directa a la gente normal, el ataque simultáneo a cuanto negocio servido por personas emprendedoras que quieren vivir en paz y trabajar, la destrucción de sus bienes, La pérdida de su trabajo, sus trabajadores. Eso fue un ataque sedicioso, con el fin directo de desestabilizar al Gobierno.
Cómo me gustaría saber si los defensores de derechos humanos denunciarán cuántos derechos humanos violaron esos violentos, saqueadores, incendiarios. Si acaso la gente normal, las víctimas, los policías, los militares tienen o no derechos humanos.
Pido al Gobierno que tenga firmeza en sus convicciones y no se deje torcer el brazo por vociferantes y oportunistas.
Las demandas justas, lo son, se ha reconocido y están siendo atendidas, pero por favor, oposición, coopere.
Y señor Presidente y Gobierno: por favor, no acepte retóricas tontas, como el cambio de Constitución, plebiscito o regalar cuanta cosa se pide, pues eso solo es poesía, pérdida de tiempo y darle la oportunidad a la izquierda antidemocrática para poner sus ideas allí con seguras nefastas consecuencias. Y sea bien claro en explicarle a la gente lo que va a significar cada proyecto.
El país quiere ver a patriotas, encendidos en la consecución de acuerdos. Pensando, dialogando, trabajando, ya no más marchando. A los violentos aplicarles la ley, que paguen por el daño causado.
Claudio Zehnder Gillibrand
Evocar el pasado
En los tiempos de la República Romana un fogoso patriota llamado Tiberio Graco se manifestaba públicamente en el Senado Romano por los derechos de la gran masa de proletarios que se veía oprimida por la clase dirigente autodenominada como los optimates. El orgulloso pueblo romano, se convirtió en un populacho insatisfecho que vagaba por las calles de la ciudad, el Estado respondió con pan, juegos y espectáculos. Pero donde existe malestar y necesidades acuciantes existen los demagogos. Mediante la intriga y populismo conseguían sinecuras políticas para ser nombrados gobernadores de provincia, senadores o tribunos de la plebe, cargos que reportaban pingües ganancias y subía el estatus familiar. En Roma los ciudadanos que aspiraban a un cargo político debían mezclarse con el pueblo y cuidar de su popularidad por todos los medios halagadores disponibles. Para tales ocasiones portaban togas de tela blanca o la "toga cándida", de ahí nuestro vocablo "candidato".
En la actual crisis social del modelo que se vive en nuestro país es imposible no evocar el pasado, cuando en las campañas se ha pasado del apretón de manos al clientelismo político y la corrupción, visualizándose el profundo desprecio de la ciudadanía a nuestros representantes, pero hábilmente los demagogos respondieron como en el pasado, impulsando una acusación constitucional contra el Presidente de la República como si fuese el único responsable de la crisis, otros buscando saltarse la valla legislativa y pasar directamente a una Asamblea Constituyente. A mi juicio, ciertos sectores buscan asegurar nada más que su supervivencia política más que el bienestar del país. La estabilidad política, económica y social del país depende de los acuerdos que se alcancen ahora y más aún, llegó el momento en que cada uno de los ciudadanos defienda más que nunca sus propios principios y valores, condenando al lumpen para que cese en su actuar y las partes sentarse a negociar, dialogar, debatir y consensuar o la demagogia impondrá sus condiciones, buscando ganar simpatías y manteniendo sus cuotas de poder.
Enrique Caamaño Medina
Cambio judicial
Sorprende que en esta crisis y exigencias de cambios para solucionarla, no se incluya la imperiosa necesidad de modificar las leyes garantistas, para no seguir sometidos a la delincuencia. Antes de la crisis el drama era la inseguridad, portonazos, asaltos y narcotrafico. No se puede olvidar eso en la cascada de exigencias para solucionar todos los problemas sociales y cambiar las leyes garantistas exige parlamentarios libres.
Espero -como la mayoría-cambios al Congreso, bajando los ingresos y disminuyendo parlamentarios, (no olvidar que próximamente aumentarán senadores) y sueldazos de funcionarios privilegiados. Ademas, estos señores en los medios descaradamente discursean sin pensar en la gente, sino solo en criticar y llevar agua a su molino.
También sorprende que la extrema izquierda pretenda adueñarse de las manifestaciones y presione por el modelo marxista de la Asamblea Constituyente.
Finalmente espero la gente racionalice que existen injusticias sociales, pero la calidad de vida en Chile en general ha mejorado muchísimo en las ultimas décadas, pero si se siguen dejando el espacio libre a quienes pretenden cambios profundos, se puede perder todo. Esto no lo entienden en la TV y muchas radios que por querer ser populistas avalan los mensajes de izquierda, no ven el riesgo de un cambio drástico en la economía que mataría su propia publicidad de donde salen sus sueldos.
Miguel Veyl B