Rodrigo Zamorano C.
Con seis semanas de manifestaciones sociales a lo largo del país, el obispo de Temuco, Héctor Vargas Bastidas, hace una evaluación de las demandas sociales y los efectos que ha provocado en la sociedad chilena.
Para monseñor Vargas los acontecimientos vividos en el país son de gravedad y motivo de gran preocupación, tanto por sus causas como por su desarrollo y sus efectos.
El titular de la Diócesis San José de Temuco, además entiende que las circunstancias que llevaron al estallido "son parte de un proceso que venimos experimentando durante décadas y que tiene consecuencias profundamente humanas que no podemos ignorar".
Vargas añade que "los clamores, angustias y descontento ante la injusticia, la desigualdad y el abuso, se han manifestado con claridad en asuntos tan relevantes para nuestro pueblo como salud, medio ambiente, salarios, pensiones, servicios básicos y sobreendeudamiento".
- ¿Cuál es su visión respecto a la actual crisis social en Chile?
-El estallido social que estamos viviendo refleja una sociedad desigual, con injusticias e inequidades, que pone de manifiesto la debilidad de la dimensión ética en nuestros modos de convivencia política, social y económica. Por otra parte, la violencia irracional y destructiva de grupos aislados, junto al daño enorme causado, arriesgan estigmatizar las legítimas demandas de la población. También nosotros, en la Iglesia, hemos defraudado a muchos chilenos, siendo causa de escándalo y dolor.
-¿Cómo califica la respuesta que ha dado el Gobierno y las autoridades a las demandas sociales?
-Las encuentro positivas, porque van en la dirección correcta, sobre todo como una primera respuesta ante la emergencia que vivimos y más aún, de las urgentes necesidades de la población que no puede seguir esperando. Sin embargo, en el mediano y largo plazo, se requiere ir a las causas más profundas. Ellas muy probablemente exigirán cambios estructurales no menores del sistema político, social y económico mismo, que ha favorecido que se instalen, retroalimenten y eternicen, prácticas que hoy la mayoría califica de abusivas, y que afectan gravemente a la clase media y los sectores más vulnerables.
-¿Cree que el llamado a un acuerdo por una nueva constitución es un paso adelante en las respuestas a las necesidades de las personas?
-El acuerdo entre el Gobierno y un amplio espectro de los sectores políticos, constituye un avance en el camino del diálogo y la paz social que recibimos con esperanza. Esta instancia nos invita a ser parte de un diálogo social inédito, que nos permitirá escucharnos desde nuestras legítimas diferencias, que solo podrá dar frutos si somos capaces de poner en el centro del proyecto país a la persona humana, su dignidad y el bien común de la sociedad. La sola redacción de una nueva Constitución no va a solucionar las justas demandas de la gente si a su vez no se consolida un nuevo pacto social, abriendo caminos que nos ayuden a superar las brechas entre hermanos.
-¿Cómo evalúa el desempeño de las fuerza de orden?
-Los Poderes del Estado y Organismos Internacionales han afirmado que ha habido hechos de violación a los DDHH. La vida de todos quienes vivimos en Chile y el respeto a la dignidad y los derechos de cada persona y la inculcación de sus deberes, ha de ser una preocupación de todos nosotros. Unidos al dolor de los familiares de quienes han perdido la vida y de tantos que han resultado heridos, llamamos a todas las personas que se están manifestando y a los organismos y autoridades competentes a velar por el respeto de los derechos fundamentales, el trato ajustado a derecho de las personas detenidas, como el respeto a la vida, persona y misión de los servidores públicos llamados a mantener el orden y la seguridad de acuerdo a las normas que la ley consagra. Los caminos de justicia y paz, jamás se construyen con la muerte de compatriotas, ni atropellando la dignidad de las personas, de todas las personas, independiente de su condición. Condenamos la violencia venga de donde venga.
-¿Qué mensaje le entrega la Iglesia Católica a las autoridades y a los ciudadanos?
-En este tiempo hemos visto cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas manifestándose a lo largo de Chile; la inmensa mayoría pacíficamente, en donde innumerables jóvenes se convierten en protagonistas de este proceso, comprometidos en la construcción de un mejor país. Observamos de este modo, un despertar de la conciencia de ser ciudadanía, que alimenta una nueva esperanza, generando espontáneamente muchos espacios de participación, donde las personas se escuchan y valoran, exponiendo sus dolores, sus sueños de formas de convivencia, trato y condiciones de vida más justas y dignas en la sociedad y su organización política. Ello genera confianza y solidaridad desde la base, la gente se involucra, rompiendo la indiferencia ante el dolor del otro, el individualismo, la competitividad, la intolerancia y discriminación que tanto daño nos han hecho como tejido social. Sin compromiso personal con estos valores y actitudes, no tendremos otro Chile.
Valoramos los gestos de autoridades y dirigentes que han procurado acoger las demandas expresadas por diversos sectores. La mayor responsabilidad la tienen quienes ocupan cargos de dirigencia en la vida política y social. Es necesario confiar en su buena fe y su capacidad de llegar a acuerdos. Confiamos en que la agenda social se pueda ir construyendo con amplia participación ciudadana.
"El estallido social que estamos viviendo, refleja una sociedad desigual, con injusticias e inequidades". Los caminos de justicia y paz, jamás se construyen con la muerte de compatriotas, ni atropellando la dignidad de las personas". También nosotros, en la Iglesia, hemos defraudado a muchos chilenos, siendo causa de escándalo y dolor".
2013 es el año que asume Héctor Vargas como obispo de Temuco tras la salida de monseñor Manuel Camilo Vial.
