"Llevemos a Jesús lo que somos como país en esta gran crisis social"
VOCES. Líderes religiosos envían un mensaje y opinan ante la crisis social.
Si queremos celebrar la verdadera Navidad, contemplemos este signo: la sencillez frágil de un niño recién nacido, la dulzura al verlo recostado, la ternura de los pañales que lo cubren. Allí está Dios. Y para encontrarlo hay que ir allí, donde él está, es necesario reclinarse, abajarse, hacerse pequeño. El niño que nace nos interpela, nos llama a dejar los engaños de lo efímero para ir a lo esencial, a renunciar a nuestras pretensiones insaciables, a abandonar las insatisfacciones permanentes y la tristeza ante cualquier cosa que siempre nos faltará. Nos hará bien dejar estas cosas para encontrar de nuevo en la sencillez del niño Dios la paz, la alegría, el sentido luminoso de la vida, la salvación de nuestra humanidad por la fuerza del amor.
Dejémonos interpelar por el niño en el pesebre, pero dejémonos interpelar también por los niños que hoy no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos «pesebres donde se devora su dignidad», en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes, o víctimas de abusos. Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas.
Jesús nace en un potrero rechazado por algunos y en la indiferencia de la mayoría, mientras los poderes oscuros de este mundo, en Herodes, tramarán la muerte del recién nacido. En la angustia de la Virgen Madre podremos ver reflejadas también tantas situaciones dolorosas actuales, particularmente en las mujeres superadas por el peso de la vida, el drama de la pobreza, la discriminación, del abuso y la violencia. Que para ellas llegue cuanto antes el inicio de una vida de paz, de justicia, de amor, en espera del día en el cual, finalmente, se sentirán aferradas por manos que no las humillen, sino que con ternura las levanten y conduzcan, por la senda de la dignidad, de la vida, hasta el cielo.
También hoy puede darse la misma indiferencia, cuando Navidad es una fiesta donde los protagonistas somos nosotros en vez de él; cuando el consumismo arrincona en la sombra la luz de Dios; cuando nos afanamos por los regalos y permanecemos insensibles ante quien está marginado. ¡Esta mundanidad nos ha secuestrado la Navidad, es necesario liberarla! Sin el Niño Dios, es una Navidad vacía. Dios, enamorado de nosotros, nos atrae con su ternura, naciendo pobre y frágil en medio de nosotros, como uno más.
Lo entendieron, en esa noche los pastores que estaban entre los marginados de entonces. Pero ninguno está marginado a los ojos de Dios y fueron justamente ellos los invitados a la Navidad. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente se quedó en casa entre sus cosas; los pastores en cambio «fueron corriendo de prisa» (cf. Lc 2,16). También nosotros dejémonos interpelar y convocar en esta noche por Jesús, vayamos a él con confianza, desde aquello en lo que nos sentimos marginados, desde nuestros límites, desde nuestros pecados.
Dejémonos tocar por la ternura que salva. Acerquémonos a Dios que se hace cercano, detengámonos a mirar el pesebre, imaginemos el nacimiento de Jesús: la luz y la paz, la pobreza absoluta y el rechazo. Entremos en la verdadera Navidad con los pastores, llevemos a Jesús lo que somos como País en esta gran crisis social, nuestras marginaciones, nuestras heridas no curadas, nuestros pecados, los dolores y esperanzas de Chile.
Así, en Jesús, saborearemos el verdadero espíritu de Navidad: la belleza de ser amados por Dios. Con María y José quedémonos ante el pesebre, ante Jesús que nace contemplando su amor humilde e infinito, por mí, por ti, por todos.
"Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas".
"La Navidad nos invita a la reconciliación y a pensar en el prójimo. Si estamos en esta tierra es para ayudar y complementarnos con las demás personas, así podemos generar una buena Araucanía y un buen país". Este es el acento que según el presidente del Consejo de Pastores de La Araucanía, Matías Sanhueza, debería tener esta Navidad, en el contexto del estallido social.
- ¿Qué pasó con el alma de Chile con este estallido?
-El alma está agotada, decepcionada y preocupada por el mañana. Hay situaciones sociales complejas que el sistema ha mantenido en el tiempo y que se deben resolver y, por otro lado, ninguna persona de buena voluntad puede avalar la destrucción al sector público y privado o el daño a la vida de las personas. Como cristianos creyentes creemos que quien transforma el corazón del hombre es Jesucristo y es por eso que en esta Navidad es tan importante recordar su figura.
-¿Están las condiciones para que el país pueda dialogar y fortalecer el camino del entendimiento?
-Todos vamos a tener que trabajar en eso y también hay que fortalecer la institucionalidad, ya que es la instancia llamada a resolver la situación. En momentos de crisis no siempre están las mejores garantías para conversar, pero habiendo voluntad es el inicio para el gran cambio que se debe efectuar.
-¿Cómo evalúa la respuesta del Gobierno frente a las demandas sociales?
-El Gobierno está haciendo todo el esfuerzo posible. Ahora, como ciudadano, uno siempre espera que se agilicen algunos mecanismos.
-¿Cuál es el llamado al Gobierno y a Carabineros respecto de las violaciones a los derechos humanos?
-Rechazamos cualquier tipo de violación a los derechos humanos y no solo de los civiles, sino también de quienes ejercen su trabajo en las FF.AA. La institución de Carabineros tiene que readecuar ciertos protocolos, en la línea de las críticas internacionales.
-A propósito de la performance de "Las Tesis" que está dando la vuelta al mundo. ¿Amerita replantearse el rol del patriarcado en la sociedad y sus instituciones?
-La Iglesia Evangélica es abierta a la participación y al reconocimiento del rol de la mujer al interior de la vida religiosa de la Iglesia. Ejemplo de ello es que tenemos pastoras, obispos y mujeres que están en la toma de decisiones importantes. Reconocemos el rol de la mujer, no por voluntad nuestra, es algo bíblico. Ahora frente a las manifestaciones hay que tener el cuidado de respetar a todas las mujeres porque en Puerto Montt mientras se hacía un servicio religioso, donde habían niñas, irrumpieron con sus torsos descubiertos: eso también es violento y causa un daño.
-¿Es necesaria una nueva Constitución?, ¿qué aspectos valóricos deberían quedar consignados?
Como Iglesia Evangélica partir de una hoja en blanco no es nuestra opción, lo que esperábamos eran reformas constitucionales. Ahora, si en el plebiscito gana el sí, hay aspectos que se deben mantener como son las garantías constitucionales, me refiero a la libertad de culto, de conciencia, de reunión, así como el resguardo de la vida de quien está por nacer y la familia.
-¿Cuál es el llamado que hacen a sus fieles respecto del plebiscito?
-Nuestro voto es no, pero en el caso de que gane el sí, estamos preparando delegados para participar en el proceso constituyente.
- ¿Debiera el Senado aprobar la paridad de género, los pactos para independientes y los escaños para pueblos originarios en el proceso constituyente?
-Sin duda que se tiene que regular y legislar sobre esto, creemos que todas las miradas de la sociedad son importantes y que debe existir una participación transversal.