Desde Los Laureles se avanza 2 mil 500 metros por el camino hacia Colico y se llega a un lugar mágico. Un espacio de 57 hectáreas donde la naturaleza se entregó por entera a la amabilidad, cercanía y pasión de Ricardo Cid, para mostrarse en todo su esplendor.

Historia

El "tío Ricardo" o "Ricardito", como le llaman sus cercanos, confiesa que todo derivó en un centro turístico por mera casualidad. Tras laborar más de 40 años en Endesa y luego en Frontel, como empleado y como contratista, decidió adquirir un terreno pensando en el descanso y en los hijos. "Comenzamos a ser más con la llegada de los nietos, así es que hicimos un quincho y una cabaña para cada familia. Luego vino la piscina y así sucesivamente. Sin embargo, cada cual tenía sus planes y de a poco dejaron de venir. Fue ahí cuando junto a mi esposa decidimos transformar esta maravilla en un centro para el turismo", afirmó Cid.

De eso han transcurrido 12 años. Hoy, con 83 primaveras en el cuerpo, el Tío Ricardo se mantiene firme al "pie del cañón". En su Lupawe querido recibe a delegaciones de empresas e instituciones públicas y privadas; a estudiantes en sus paseos de curso, y a decenas de turistas de todo el país y también extranjeros, quienes buscan tranquilidad, conectándose con lo natural.

Canchas de fútbol, espacios para caminatas, variada flora y fauna y hasta una laguna artificial, donde es posible practicar pesca deportiva y hacer canotaje, complementan este lugar que bien vale la pena conocer. Al fin y al cabo está a solo una hora de la capital regional.

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12 años tiene este