Según diversos estudios y expertos en la materia, la demanda por litio se triplicará al año 2025 ante el interés de la población por contar con vehículos eléctricos que reducirán hasta en 40% las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las investigaciones sostienen que en diez años más habrá alrededor de 120 millones de automóviles de este tipo en circulación, lo que equivale a más del 30% de las ventas en el mundo, cifras que ya se han superado largamente en los países nórdicos, donde este tipo de máquinas concentra el grueso de las ventas.
Se trata de una de las olas potentes en el planeta, con un contexto específico: la necesidad de hacer cosas distintas para revertir el cambio climático, un asunto de urgencia que pasa por reducir los consumos de combustibles fósiles.
Para nuestro país y el mundo, la transformación será sustantiva. Lo evidente es el incremento en los consumos de litio y cobre porque el futuro será más eléctrico.
Un vehículo contiene entre 60 y 80 kilos de cobre (un automóvil a combustión usa hasta 20 kilos), además de usar mucho litio para las baterías.
Y las transformaciones son globales. Bien vale la pena revisar el anuncio del primer automóvil eléctrico producido en Bolivia. Podrán discutirse las características del mismo y habrá que ver específicamente qué es producido en ese país, pero el hito y la señal son muy interesantes.
Chile debe tomar un liderazgo en este ámbito. Tiene todo para ello: las condiciones naturales, grandes empresas, investigación y desarrollo en las universidades.
Pero todo exigirá un mayor y mejor diálogo entre empresas, universidades y sector público.
Nuestro país y puede plantearse algo en grande, ser un caso de estudio para el mundo en materia de movilidad.