Frases
"Estamos muy contentos con nuestro nuevo edificio de Vicuña Mackenna".
Ignacio Malig,
"La primera media hora (de estacionamiento) para los puconinos es totalmente gratis".
César García,
"Estamos muy contentos con nuestro nuevo edificio de Vicuña Mackenna".
Ignacio Malig,
"La primera media hora (de estacionamiento) para los puconinos es totalmente gratis".
César García,
Resulta incomprensible que, a pesar de todas las campañas preventivas, la fiscalización de Carabineros y los accidentes de tránsito que a diario ocurren en La Araucanía, aún no haya plena conciencia entre los conductores de vehículos motorizados de la imposibilidad de guiar un automóvil y al mismo tiempo hacer uso del teléfono celular.
Para darse cuenta de ello basta con pararse en cualquier intersección con tránsito vehicular moderado y observar las conductas de quienes guían esos vehículos. Muchos de ellos lo hacen sin su cinturón de seguridad, poco atentos a las condiciones del tránsito y, lo que es peor, hablando o chateando por teléfono.
Se trata de una acción temeraria que va en aumento, ante la cual ya no basta la presencia policial en las calles, pues son muchísimos los conductores que realizan a diario esta imprudencia, en pleno centro de la capital regional, sin importarles ser observados por todos quienes circulan por las principales arterias de la ciudad.
Actitudes de este tipo indican que aún no se logra dimensionar el riesgo que implica conducir y usar el teléfono. El que por cierto, es alto, ya que según estudios científicos, manejar un vehículo y hablar por celular al mismo tiempo equivale a hacerlo bajo la influencia del alcohol, ya que esta nefasta práctica multiplica por cuatro las posibilidades de sufrir un accidente. Al hablar por celular se agrega también la revisión de correos, del WhatsApp e incluso la escritura de mensajes, agravando aún más la situación al hacer más compleja la distracción.
Informes calificados indican que tras hablar un minuto y medio por el móvil, incluso utilizando manos libres, el conductor deja de percibir un 40 por ciento de las señales del tránsito, se pierde la capacidad de concentración y se descuida la distancia que debe mantenerse con el vehículo que lo antecede, aumentando entre medio y dos segundos el tiempo de reacción ante los imprevistos.
De ahí que evitar estos riesgos depende de los propios conductores, sin embargo, también ayudaría a frenar esta mala práctica una fiscalización más intensa para sancionar a quienes conducen y usan su teléfono.
Los alcaldes de Victoria y Traiguén, provincia de Malleco, están trabajando fuertemente en las obras de reparación del camino que une a ambas comunas, y que significa un importante aporte al desarrollo de la zona, especialmente en materia de transporte de producción agrícola.
Proyecto que intentó mejorar el cauce del Canal Gibbs quedó a medias, aseguran los vecinos de esta parte de Pueblo Nuevo, y -lo peor- con falencias que podrían terminar en un accidente dado que el muro de contención de cemento a orillas del canal cae de forma vertical junto al camino.
Con entusiasmo se dio inicio a la segunda temporada de la Escuela de Navegación de Padre Las Casas, con 15 jóvenes de ambos sexos, de entre 12 y 18 años, quienes tiene como sala de clases las mansas aguas del río Cautín.
La escuela funciona al alero de la Corporación de Deportes Municipal.
Las palabras que pronuncia Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28) indican el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados. Expresan su solidaridad ante una humanidad afligida que sufre en el cuerpo y sobre todo en el alma, prometiéndoles alivio y consuelo. Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos a las personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados, lo han seguido siempre para escuchar su palabra, ¡una palabra que daba esperanza!.
Jesucristo, mira la humanidad herida y a cuantos sienten angustia, y se detiene a abrazar a todo ser humano, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar la ternura. Porque él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, solo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros. Sí, Cristo no nos ha dado recetas, sino que con su pasión, muerte y resurrección nos libera de la opresión del mal.
Entre los privilegiados de su acción sanadora y salvadora, están quienes padecen la enfermedad. En las más graves y sufrimientos derivados a lo largo de la vida, se percibe a veces una carencia de humanidad y, por eso, resulta necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al curar el cuidar, para una recuperación humana integral. No basta, recursos económicos, infraestructura, ciencia y tecnología. Durante la enfermedad, la persona siente que está comprometida no solo su integridad física, sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual; por eso, además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, contención, en definitiva, amor. Por otra parte, junto al enfermo hay una familia que sufre, y a su vez pide consuelo y cercanía.
En esta tarea de procurar alivio a los hermanos enfermos se sitúa el servicio de los variados agentes sanitarios, que también suelen sufrir el agobio, la incomprensión y violencia, por un deficiente sistema de salud del que no son responsables. Al esforzarse por actuar con competencia hacen sentir la presencia de Cristo, que ofrece consuelo y se hace cargo de la persona enferma curando sus heridas. Sin embargo, ellos son también hombres y mujeres con sus fragilidades enfermedades. Para ellos valen especialmente estas palabras del Papa Francisco: «Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro». Agradecemos de corazón a cuantos se ponen al servicio de los enfermos, que suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano.
Héctor Vargas, obispo de Temuco