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Toma en humedales de Chivilcán: "Aunque nos desalojen, volvemos"

OCUPACIÓN. Pobladores señalaron que no se moverán como medida de presión.
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En el sector de los humedales de Chivilcán, terreno en donde no se puede construir por la nueva Ley de Protección y porque además es un sitio de un particular, hay 32 familias en toma.

La presidenta del campamento (Newen Mapu) es Camila Henríquez y, solo a modo de ejemplo, la casa de sus padres colinda con el lugar y su sitio tomado. Explicó que entienden que no se puede construir en el lugar, pero aseveró que "aunque nos desaloje la autoridad, volveremos una y otra vez como medida de presión".

De hecho, están tomando precauciones y con fondos propios están construyendo viviendas con poyos de 25 centímetros. Ayer domingo recibieron a El Austral mientras compartían una olla común junto a sus niños. "El 19 de febrero viene el ministro de fe a consolidar el comité. Nosotros somos hijos de las mismas personas que viven aquí y que igual vienen de campamentos. Por ahora necesitamos tierra para rellenar y materiales para construir", dijo Henríquez.

Vuelven a instalarse las tomas y campamentos periféricos en Temuco tras el estallido social

DÉFICIT. Según el Minvu hay 10.593 familias en el prebanco esperando una solución habitacional "sin deuda" en la Región, la mayoría son de Cautín (6.573) y sólo en Temuco la cifra es de 1.707.
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Los últimos campamentos catastrados en Temuco son del año 2010. Después de ese año, según cuenta el seremi de la Vivienda, Pablo Artigas, se entregaron soluciones habitacionales a cada una de las ocupaciones, tanto de la capital regional como de la Región.

Por estos días, sin embargo, y justo una década después, el fenómeno regresó, en el post estallido social. En solo 10 días volvieron a generarse tomas y campamentos en al menos tres sectores periféricos de Temuco.

A fines de enero comenzó todo en Chivilcán (terrazas Los Cóndores y humedales), luego siguió Amanecer, entre el Puente Nuevo Cautín y calle Venecia, y se sumó Villa Los Ríos.

A la fecha, la autoridad habitacional junto al municipio, han sostenido reuniones con las familias de Chivilcán y aún no hay un catastro oficial de la cantidad de campamentos.

Sí hay claridad de que en Chivilcán son mil las familias que están en esta precaria situación y en Amanecer más de 100.

Déficil habitacional

Salvo por el sector de los humedales, que es donde no se puede construir, la mayoría de los terrenos ocupados son del Serviu. La cuestión es que la aspiración de las familias, explica Artigas, hoy colisiona con el conducto regular del Serviu, ya que "existe un prebanco con 10.593 familias esperando una soluciones habitacional sin deuda en la regional. Y solo en Temuco son 1.707".

Ello significa que las familias que están hoy en toma, primero, deben regular su comité habitacional y "ponerse a la fila del prebanco", ya que al menos en Amanecer, en el mismo lugar de las ocupaciones, existen proyectos comprometidos.

"Entendemos que los hijos de esas familias que vivían en campamentos hoy vuelven a tomarse lugares porque se sienten desprotegidos respecto de la solución habitacional. Muchos de ellos viven de allegados o están pagando un arriendo", comenta Artigas, quien acota que desde que un proyecto cuenta con terreno y es calificado, "no debiera pasar más de un año y medio sin una solución. De hecho el año pasado asignamos 2.337 nuevas viviendas sociales y todas las familias que hoy están en el prebanco se incorporaron desde el 2017".

DRAMA SOCIAL

El Austral visitó el sector de Chivilcán, constatando que existen distintos campamentos que se han formado al alero de comités que recién se están formando y regulando.

Según explicaron sus dirigentes, la situación se conversó entre los vecinos y optaron por las tomas, debido al hacinamiento en el que viven siendo allegados y la mala situación laboral que no permite enfrentar elevados arriendos. Cada comité tiene su terreno y se han organizado loteando con estacas, construyendo precarias viviendas con pallet y madera reciclable. Otros, duermen en carpas.

Respecto de las necesidades básicas acuden a sus vecinos y al consultorio, lo mismo con el agua. Por la noche hacen turnos para vigilar los terrenos.

Cada alma en este lugar es una historia de necesidad social y una familia en donde los más perjudicados son los niños. Y aunque la recomendación y el llamado que hace la autoridad es el desalojo, ellos están firmes en su posición y solicitaron la ayuda de la comunidad con materiales para levantar sus casas.