No han entendido nada
He visto varias publicaciones de personas de derecha diciendo, "debido a la extrema violencia muchas Pymes van a cerrar ya que no tienen reservas para aguantar otra crisis". Si bien algo de sentido tiene esta afirmación, lo dicen con un tono despectivo en contra de las movilizaciones, buscando una manera de aminorarlas o hacerse los desentendidos respecto a los motivos que la originaron.
Entonces yo me pregunto, ¿esta es una crítica a la izquierda o es realmente contra el Gobierno? Ya que entendiendo el Estado como el que posee el monopolio de la fuerza y es el responsable de mantener el orden público. Podríamos decir entonces que el Gobierno es el principal culpable de no haber estado a la altura desde el día uno del estallido social, demostrando que no tuvieron impacto alguno frente a los grupos violentos los cuales hicieron lo que quisieron.
Entonces por qué hablar con un tono despectivo respecto a las consecuencias del estallido social, si el principal culpable de sus consecuencias, económicamente hablando por lo menos, fue el mismo Gobierno que no supo qué hacer respecto a estos grupos violentos ni menos tomar medidas que calmaran de alguna manera a los ciudadanos; y las únicas medidas que tomaron respecto al orden público solo terminaron hiriendo principalmente personas inocentes que estaban en su legítimo derecho de protestar.
Benjamín Villa Curihual, estudiante Ufro
Controversia
Recientemente, el columnista Carlos Peña ha protagonizado una controversia al irse contra quienes piensan que la experiencia de la tormenta pandémica es un antes y un después que apagará las injusticias, inhibirá la violencia tribal, corregirá la ignorancia o echará lejos a la discriminación. El señor Peña, así, mira el mundo de forma realista y desprecia cualquier ejercicio de demagogia moral y excesivo simplismo buenista.
Su reflexión racional claramente herirá las sensibilidades idealistas y de sentido común de la mayoría de los chilenos; de ahí que nazca una controversia de este tipo. Pero su meditación nos recuerda, aunque queramos olvidarlo pasajeramente, de que este es un mundo inexorablemente injusto, ambiguo, ambivalente y complejo. Su planteamiento racionalista, no obstante, posee una perspectiva necesaria para buscar de mejor forma las soluciones técnicas a los grandes desafíos de nuestro país.
La enfermedad, la ignorancia y el sectarismo no se curan con buenas intenciones, ni con palabras vagas para quedar bien con todos y con uno mismo. En un mercado de las ideas maduro, las expresiones políticamente incorrectas son bienvenidas si apuntan a un espíritu constructivo, a una postura dialogante y poseen una sólida argumentación, echando mano a la acumulación de conocimiento especializado. Es eso, a menos que prefiramos la ignorancia o la indignación emocional. Con todo, otra cosa bien diferente es querer ver el mundo de forma unilateral, como muchos de sus críticos -quienes buscan la censura del columnista- revelan.
Camilo Barría-Rodríguez
Temuco, Smart City en violar derechos
Siempre duele ver tan de cerca los dos Chiles; el favorecido en recursos hídricos, y el de Temuco donde algun@s no tienen agua potable; ese que insiste en decir "los campamentos no existen", y ese donde hay personas que no tienen derecho a lavarse las manos. Ni hablar de salud o vivienda digna para pasar una cuarentena.
En un mes, hasta esos que decían "no es la forma", saben que si sobreviviremos al coronavirus será con cuarentena total, distancia social, organización territorial y lavado frecuente de manos; ya entendimos que hay temas que exceden su economía, su ciencia, que desbordan su política pues son de sentido común: Temuco le probó a Chile que si ni el agua es un derecho, nada que garantice nuestras vidas es un derecho en nuestra Constitución subsidiaria y de mercado, por lo que una nueva Constitución se vuelve más urgente que nunca.
Mientras, cada día que pasa profundiza una práctica sistemática de agentes del Estado de negar el agua potable a la ciudadanía y omitir la obligación jurídica de resguardar la vida y la salud. Pero además, cada hora prueba cómo el Estado nuevamente abandonó a los campamentos de Temuco, incumpliendo la promesa que se hizo a TVN en reportaje grabado hace ya 7 días, de llevarles agua en una semana.
Triste récord suma nuestra Araucanía; de la región mundialmente conocida por violar derechos humanos al pueblo mapuche, pasamos a tener el título de la región pionera en negar el derecho al agua potable aún en mitad de una pandemia.
Vivian Palacios Franco, abogada feminista