Un año perdido
Escuchamos frecuentemente sobre el peligro que nuestros estudiantes pierdan el año.
¿Cómo se pierde un año? El año existe y sigue avanzando. ¿Se puede perder? ¿Es posible que quede como un agujero en la vida?
La mayoría estamos encerrados, voluntaria u obligatoriamente.
Aun así, nos siguen pasando cosas. Nos comunicamos y sabemos que pasan cosas, tenemos acceso a información, nos preguntamos cosas y buscamos respuestas y los días de este año siguen pasando, no se pierden. Los niños, están acompañados por adultos y también por otros niños, con los que interactúan de diversas maneras. El año sigue pasando.
¿Cómo se pierde entonces un año? Habrá conversaciones, información a través de la televisión y las redes, actividades que nunca se hicieron y se aprendieron a hacer, discusiones y acuerdos a los que hubo que llegar, preguntas que se hicieron, algunas respuestas y otros intentos por averiguar que abrieron más preguntas. Por lo tanto, el año no se pierde, es imposible, existe, avanza y dejará una huella, experiencias, aprendizajes, temores, dolores, penas y alegrías.
El 2020 debe quedar en el recuerdo como el año en que aprendimos más sobre nosotros mismos, y no se habrá perdido.
Los educadores habremos aprendido a mirar cómo aprenden nuestros estudiantes y a pensar en serio qué debemos hacer de aquí en adelante para de verdad "no pierdan el año".
Ingrid Boerr, UDLA
Clases online
Parece insólito que en los tiempos anormales y extraordinarios que vivimos se critique la única modalidad existente (online) para continuar con clases en la universidad, se pregona que la mejor manera son las clases presenciales y sin duda que lo son, pero lo irrisorio es que quienes levantan esas banderas son los mismos que en tiempos de normalidad levantan mociones a paros totalmente ideológicos que nada tienen que aportar al desarrollo profesional de los estudiantes si no que todo lo contrario.
Y hoy con el mismo espíritu de obstrucción que los caracteriza buscan paralizar las clases. Se podría alegar que la universidad no se ha preocupado de la instalación de esta modalidad pero no es el caso, se ha capacitado a profesores, se flexibilizó el semestre, se dio marcha blanca, se entregaron 1.500 becas de conectividad siendo una de las primeras universidades en otorgar este beneficio pero si las cosas siguen con este espíritu de daño de ciertos grupos pequeños y radicalizados, será un dinero sin uso útil.
En tiempos extraordinarios, las soluciones también lo son, el aporte de todos es necesario porque de manera progresiva con mayor capacitación a profesores y más becas podríamos ser todos quienes utilicemos estas plataformas, pero antes de eso debemos dejar la falsa creencia que paralizar es solidarizar.
Camilo Villablanca J., estudiante de Derecho, U. Católica de Temuco.
Crédito de emergencia con aval del Estado
La pandemia del covid-19 no solo afecta la salud, sino que las finanzas y seguridad de las familias, que el Estado debe apoyar.
Los recientes anuncios con respecto al Fogape van en la dirección correcta. Sin embargo, se aprecia confusión entre el Gobierno y los sectores políticos para decidir a qué grupos ayudar de manera directa. Hoy, la ayuda necesaria es masiva, y tratar de definir grupos macro no es lo más efectivo.
Una medida que permitiría aliviar la carga financiera de los hogares es otorgar un crédito de emergencia con aval del Estado directo a las personas, similar al crédito universitario actual, con una tasa y monto tope.
Si bien ésta no es una medida única ni suficiente para enfrentar la problemática, ayudaría a mantener a las familias a flote ante la baja en la actividad económica.
Harold López, Universidad de Chile
Obligatoriedad de uso de mascarillas
El Estado, y porqué no el municipio de Temuco, deberían procurar un stock mínimo de mascarillas a la ciudadanía, que se ve obligada a cumplir sus labores y transitar en espacios públicos (con su correspondiente permiso).
Con una tasa de informalidad laboral de 38,5 y una fuerza laboral activa, especialmente en área de servicios (supermercados) de la comuna de Temuco, muchos trabajadores se verán obligados a seguir cumpliendo con sus obligaciones.
El decreto municipal que rige en Temuco sobre uso obligatorio de mascarillas era estrictamente necesario declararlo, para disminuir el riesgo contagio de covid-19, en espacios públicos.
Pero ¿qué pasa con los trabajadores especialmente informales, cuando las mascarillas son un bien escaso, o su precio es muy alto, sumado a los bajos sueldos, despidos, donaciones limitadas y una política de hágalo usted mismo, dando la sensación de falsa seguridad al cubrirse con una polera? , o peor aún, ¿donde hay hogares que ni siquiera tienen los insumos para elaborar una mascarilla?
Juan Pablo Arriagada Mora, cientista político, candidato Mg. Gerencia Social Ufro