Un año perdido
Escuchamos frecuentemente sobre el peligro que nuestros estudiantes pierdan el año.
¿Cómo se pierde un año? El año existe y sigue avanzando. ¿Se puede perder? ¿Es posible que quede como un agujero en la vida?
La mayoría estamos encerrados, voluntaria u obligatoriamente. Aun así, nos siguen pasando cosas. Nos comunicamos y sabemos que pasan cosas, tenemos acceso a información, nos preguntamos cosas y buscamos respuestas y los días de este año siguen pasando, no se pierden. Los niños, están acompañados por adultos y también por otros niños, con los que interactúan de diversas maneras. El año sigue pasando.
¿Cómo se pierde entonces un año? Habrá conversaciones, información a través de la televisión y las redes, actividades que nunca se hicieron y se aprendieron a hacer, discusiones y acuerdos a los que hubo que llegar, preguntas que se hicieron, algunas respuestas y otros intentos por averiguar que abrieron más preguntas. Por lo tanto, el año no se pierde, es imposible, existe, avanza y dejará una huella, experiencias, aprendizajes, temores, dolores, penas y alegrías.
El 2020 debe quedar en el recuerdo como el año en que aprendimos más sobre nosotros mismos, y no se habrá perdido.
Los educadores habremos aprendido a mirar cómo aprenden nuestros estudiantes y a pensar en serio qué debemos hacer de aquí en adelante para que de verdad "no pierdan el año".
Ingrid Boerr Secretaria Académica Escuela de Educación Parvularia UDLA
Contradicción vital
Es una contradicción vital que en esta crisis el Gobierno apoye con medidas económicas a los agricultores y a su vez los ahogue con un proceso de Reavalúo Agrícola que llega en mal momento al no considerar la pandemia y una de las peores sequías de la historia. Por eso, pedimos al Ministerio de Hacienda postergar este proceso hasta diciembre de 2021, entendiendo que es una decisión más política que técnica, para dar certezas a pequeños agricultores, aliviar sus bolsillos y evitar que muchos pierdan beneficios de Indap. Esperamos que los agricultores sean escuchados.
Luciano Rivas Stepke presidente Multigremial de La Araucanía Roberto Heise Möller presidente Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco A.G.a
Desafío: Cómo evaluar el aprendizaje
En la situación actual hay muchos desafíos en la docencia y uno de ellos es la evaluación del aprendizaje.
Por una parte, la tecnología ofrece oportunidades que poco se aprovechan en las clases presenciales, como la posibilidad de hacer encuestas y obtener respuestas inmediatas de todos los alumnos. Esto permite al docente chequear la comprensión, dar retroalimentación oportuna y ajustar la enseñanza considerando las respuestas de todos. Este es un ejemplo de evaluación formativa, cuyo propósito es la regulación del proceso de aprendizaje y no la calificación.
¿Qué ocurre cuando el propósito es sumativo y debemos calificar los aprendizajes que se han logrado? En tiempos de emergencia los docentes debemos enfocarnos en los aprendizajes más esenciales de nuestras asignaturas y centrar allí la evaluación, proporcionar plazos de entrega más amplios y diseñar una evaluación que sea sustentable, es decir, una evaluación que no sobrecargue ni a los estudiantes ni a los docentes. En cuanto a los instrumentos, puede no ser el mejor momento para realizar pruebas, pues no podremos asegurar que el desempeño evidenciado sea realmente individual. Es preferible privilegiar el trabajo colaborativo, en grupos pequeños, donde cada grupo realice un análisis de caso, situación, ejemplo o problema distinto. Las pruebas pueden reservarse para el final del semestre cuando ya estemos de regreso en las aulas.
Marianela Navarro académica Facultad de Educación Universidad de Los Andes
Olor a humo
Se nota demasiado que nuestra ciudad de Temuco y nuestros vecinos de Padre Las Casas aspiramos aire contaminado. Basta que comience a hacer frío para que el olor a humo de leña húmeda cubra las ciudades.
Verónica Sepúlveda