Carabineros de Chile
En los albores del 27 de abril de 1927, el entonces Presidente de la República, General de Ejército, don Carlos Ibáñez del Campo, refrendaba con su firma la reorganización de los servicios policiales de la época, dando vida a la institución "Carabineros de Chile", la que ha transitado en su 93 años por todas las vicisitudes que ha tenido la República, adaptándose a las administraciones que el pueblo se ha dado, para bien o para mal.
En su accionar diario, surge para sus integrantes la responsabilidad ética y social, al entregar sus servicios de Orden y Seguridad Pública y cumplir con su misión de dar eficacia al derecho, al atender diariamente los problemas que presenta la comunidad proactiva. Su condición de obediente y no deliberante les impide opinar si los criterios de la autoridad son acertados para su ejecución, y si los medios sociales le dan un trato justo e imparcial (a veces escrito por la "Quinta Pluma").
Desde hace un tiempo a la fecha, su imagen ante la sociedad ha declinado por hechos puntuales, como la defraudación efectuada por funcionarios a cargo de las finanzas, casos de connotación nacional en la zona de La Araucanía y su accionar en el control del orden público desde el último trimestre del año 2019 (que corresponde al 17,5% de su accionar diario), hechos que uno a uno, son investigados por los Tribunales de Justicia, y que a la fecha -algunos- han sido desmentidos judicialmente ("la mentira tiene patas cortas").
Hoy que la humanidad, toda, es asolada por una pandemia sanitaria, vemos a los carabineros, aún a riesgo de su propio contagio, cumplir con creces la misión que les impuso su fundador. Su profesión nunca ha sido ni será fácil, el peligro es y será siempre un elemento inseparable en su quehacer, y ello es producto de que el carabinero tiene una mística con una sólida función legal y un acatamiento a su Institución y entrega a la Patria, que no lo tiene por vestir su verde uniforme, sino por la causa que un día juró defender.
Juan de Dios Videla Caro coronel ® de Carabineros
A Carabineros
No todos servimos para todo, pero sí todos servimos para algo. La gracia está en descubrir, buscar para qué, luego decidir y tratar de permanecer.
Esto vale, especialmente, para una institución de servicio noble y querida por nosotros los chilenos, cual es Carabineros de Chile.
Permanecer implica perseverar, una lucha y esfuerzo constantes para cumplir con su lema Orden y Patria, que cual una marca a fuego hace suyo todo buen carabinero sea hombre o mujer. Su labor va más allá de prevenir los delitos, que los convierte en adversarios de los enemigos de la verdadera paz y que están en todos los estratos sociales, también están presentes en hogares de menores, madres en riesgo, ancianos, enfermos, etc..
Ocurre una emergencia y se oye de inmediato -llamen o avisen a carabineros- ¡Cuántas denuncias! ¡Cuántos clamores! ahí están para atender un parto otorgando primeros auxilios o arriesgando sus vidas para lanzarse a las correntosas aguas, salvando vidas a costa muchas veces de la propia.
Los símbolos son muy importantes y significativos, el color verde siempre ha sido el de la esperanza y hoy lo visten lo mejor de nuestras mujeres, sin perder su femineidad son exigentes en el cumplimiento del deber y madres amorosas de niños y jóvenes abandonados. Vale recordar que doña Mireya Pérez Videla fue la primera mujer General de un cuerpo policial en Latinoamérica ascendida de Crl. E.F un 17 de noviembre de 1998.
El himno de la institución lo dice casi todo, Patria, tiene rostro de mujer, nuestra bandera tiene una estrella, chilena tú eres mujer, madre, esposa, amiga y eres carabinero, en ellas un saludo a todos nuestros carabineros que de norte a sur y de mar a cordillera cuidan nuestras fronteras, velando por nuestros sueños en toda la Patria entera.
Emerson Saavedra
Tomar distancia
Tomando distancia en el supermercado recuerdo mi pasaje por la F-21 República del Paraguay en Punta Arenas. La voz fuerte de Emilio Vera, inspector general, quien, sin gritar, pero a viva voz decía "¡Tomar distancia!". Muy raudamente todos levantábamos los brazos y tocábamos el hombro del compañero de adelante y así para atrás, entre risa y murmullos esperábamos el Himno Nacional y luego ordenadamente pasar a la sala. ¡Qué tiempos aquellos!, ¿todo tiempo pasado fue mejor?
En cuarentena y teletrabajo, mucho tiempo ha habido para leer, ver noticias, ver películas y aburrirse, por cierto. Los documentales históricos, que nos parecían tan imposibles y lejanos de volver a vivir, hoy los vivimos como una película de ciencia ficción.
Algunos nos habremos alejado de nuestra familia y amigos por mucho tiempo; veremos que sí es posible salir a comprar de a poco; entenderemos que sí era posible una ducha más corta, que sí eran posibles las clases en línea. También nos daremos cuenta de que sí era posible consumir menos, hacer el aseo sin ayuda y que el boliche del barrio era necesario. Veremos que la verdadera escuela de nuestros hijos está en el hogar, que Dios sí era omnipresente, que éramos bendecidos por la oportunidad de salir de casa a laburar (me encanta esa palabra…muy argentina).
Esta nueva revolución traerá al mundo a una generación más consciente del prójimo.
Mauricio Vial académico U. Autónoma de Chile