Juan Carlos Poblete
"La Casa de las Tortas". Así se llama el almacén, panadería y pastelería que desde hace dos años configura el diario vivir de los Ríos - Aguayo, una familia del sector Santa Rosa de la ciudad de Temuco que se ha ganado el cariño de sus vecinos y de todo el barrio por su solidaridad en medio de las dificultades cotidianas de convivir con la pandemia.
Después de estar 40 días con el negocio cerrado producto del alza de los casos de coronavirus, a fines de marzo, el emprendimiento familiar ubicado en San Jorge 0175 (entre Portales y Voltaire) volvió a abrir sus puertas, no sin antes ser reconocida por la generosidad demostrada por sus dueños durante el tiempo en que estuvieron con las cortinas abajo.
Esto, ya que el matrimonio de Rubén Ríos (44) y Andrea Aguayo (44) contribuyó, durante toda la cuarentena, yendo a dejar kilos de pan gratis a las casas de sus vecinos y colaborando con cajas de alimentación para adultos mayores y personas que quedaron sin trabajo. "Creemos que lo más importante de esta crisis es mantenerse unidos y prestar ayuda a quien lo necesite, regalando lo que uno sabe hacer y puede hacer. Somos una familia que cree en Dios y no nos duele, por lo mismo, dar lo que tenemos", comenta Rubén Ríos.
LA CASA DE LAS TORTAS
Rubén y Andrea tienen cinco hijos: Rubén (23), Nataly (21), Gabriel (15), Daniela (13) y Antonia (5).
El emprendimiento familiar comenzó en el año 2018, cuando el padre de familia fue despedido de su trabajo en una distribuidora y aprovechó el impulso para conformar un pequeño negocio.
El nombre del almacén y la fama por los dulces, eso sí, viene de antes. "Mi señora estudió artes culinarias en la Escuela Técnica A-21 y por eso siempre le encargaron tortas. De cumpleaños, de celebraciones, de matrimonios, de todo. Los vecinos siempre decían que nuestra casa era la casa de las tortas, así que le pusimos así mismo al negocio. A ella la conocí haciendo estos dulces hace 21 años atrás… podríamos decir que me conquistó por el estómago", ríe Rubén Ríos.
Hasta antes de marzo, Rubén y Andrea trabajaban junto a dos familiares más, pero ahora solo quedan con una. "Indudablemente se vende menos y por lo mismo la caja se achicó, pero tenemos fe en que esto va a mejorar", sonríe.
Los vecinos siempre decían que nuestra casa era la casa de las tortas, así que le pusimos así mismo al negocio".
Rubén Ríos,, La Casa de Las Tortas
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Solidaridad
Andrea Aguayo dice estar feliz de volver a trabajar junto a su marido y sus hijos mayores, pudiendo estar atendiendo, aunque sea a través de una reja o con mascarillas, que fueron las medidas de protección que tomaron antes de abrir de nuevo. "Siempre estamos dispuestos a ayudar. Mi esposo, mi hijo mayor y mi hija además son bomberos de la Octava Compañía, así que saben lo que es dar sin recibir. Hacer descuentos o regalar cosas a los vecinos no es perder, al contrario, somos felices de poder ayudar si lo podemos hacer", sonríe la mujer.