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La educación no tiene cuarentena
Es indudable que la primera preocupación frente a la pandemia debe ser desde el ámbito de la salud pública y el cuidado de las personas vulnerables. Sin embargo, no debemos dejar de lado el rol que ocupa la educación en este momento de crisis. Hoy, más que nunca, debemos poner nuestros esfuerzos en garantizar la continuidad del proceso de aprendizaje de miles de niños, niñas y universitarios del país.
Tres o cuatro meses sin clases pueden generar grandes brechas en educación, y llegar a ser devastadoras, en especial para los estudiantes en situación de vulnerabilidad. Y esto se agudiza, si pensamos en los miles de niños y niñas que no están recibiendo su educación preescolar, siendo ésta una de las etapas de formación más relevantes en la vida de las personas. Tenemos la responsabilidad ética, como país, de poner todos nuestros esfuerzos en no seguir sumando inequidades.
Por ello, es relevante que, tanto estudiantes como docentes, mantengan un flujo de comunicación y aprendizaje constante y directo. Hoy, la tecnología puede marcar la diferencia en cómo hacemos enseñanza en Chile y el mundo. Y es por eso que la educación en línea se ha transformado en el único mecanismo viable, y el Ministerio de Educación debería tomar un papel mucho más activo. Es relevante generar espacios de aprendizaje virtual eficientes y sostenibles en el tiempo, y que estas plataformas y recursos educativos estén disponibles para los estudiantes y sus maestros. Sumado a esto, se deben activar acuerdos con las compañías de telecomunicaciones para que los planes de datos permitan el acceso libre a esos contenidos y oportunidades.
La educación en línea masiva, que muchas escuelas ya están implementando, y otras deberían hacerlo rápidamente, no es fácil. Se trata de una experiencia inédita que requiere que apoyemos a los docentes y a los estudiantes, pero también a las familias, de manera que podamos al mismo tiempo, apoyar la continuidad del aprendizaje sin agregar nuevas angustias y tensiones a una convivencia que ya tiene suficiente de ello.
Apoyar a los docentes con formación, recomendaciones de uso, buenas prácticas, debe ser la tarea central de la autoridad y la sociedad civil que trabajan en educación. Enfrentamos condiciones extraordinarias, que requieren lo mejor de nuestra creatividad y compromiso. Por lo mismo, las respuestas no siempre serán oportunas ni perfectas. Pero debemos seguir luchando, con paciencia y comprensión de todos. La educación no tiene cuarentena.
Eugenio Severin, director ejecutivo Tu Clase, Tu País consultor internacional en educación
Rol social de los centros de I+D
El pasado 21 de abril conmemoramos el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, que casi pasa desapercibido bajo el complejo escenario que vivimos producto de la pandemia. Desde esa mirada, es válido que nos replanteemos qué rol debiesen adoptar los centros de investigación y desarrollo del sector empresarial, para responder a las necesidades de este contexto sin precedentes.
Hoy, el covid-19 nos está desafiando y poniendo a prueba, llamando a las compañías a ser más conscientes y a responder de forma responsable, llevándolas a tomar un papel decisivo y activo en la superación de esta emergencia. A su vez, a unir esfuerzos para generar desde nuestras áreas de I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) proyectos y soluciones que respondan eficazmente a esta crisis y también a otros problemas sociales urgentes.
Para que esto ocurra aún nos quedan paradigmas por romper. Chile es el país de la Ocde que menos invierte en I+D en relación con su Producto Interno Bruto (PIB). En 2015 invirtió solo 0,38% del PIB, muy por debajo del promedio total de 2,4%. ¿El motivo? En parte, la falta de capital humano dedicado al área y la poca inversión por parte de privados.
El futuro es incierto, pero es responsabilidad de todos imaginar y fortalecer nuestra capacidad de innovar para construir un mañana sostenible. ¿Cómo reorientar la labor de nuestros especialistas e investigadores? ¿Cuáles serán las prioridades? Son inquietudes que nos planteamos desde el área de I+D de Maestranza Diesel, donde tomamos este desafío como algo positivo. Una oportunidad para reinventarnos, para crear, pensar y reformular todas las ideas que ya trabajábamos y aquellas que se demandarán post pandemia, pero esta vez bajo nuevas formas de ver y hacer las cosas.
La tarea no es fácil, lo sabemos. Preparar a nuestros equipos para abordar la innovación desde otra visión, más humana y solidaria, y desprendernos de ciertas creencias, sin dejar de velar por la salud y seguridad de nuestros colaboradores y clientes nos permitirán proyectar el nuevo rol social de nuestros respectivos centros de investigación y desarrollo empresarial, como un elemento diferenciador para la vinculación con nuestro entorno.
Werner Jakob, gerente general de Maestranza Diesel S.A.