Damián Cheima Cayumán tiene 7 años, vive en el campo, en Padre Las Casas, donde su conectividad es muy baja y cursa primero básico. Un año vital para forjar los procesos de lectoescritura y el desarrollo del razonamiento numérico, habilidades claves para cosechar el resto de los aprendizajes de su vida escolar. Sin embargo, debido a la pandemia, con suerte alcanzó a ir 10 días a clases presenciales en marzo y, desde entonces, recibe material educativo en su hogar, junto con las instrucciones de su profesora.
Su nombre es Carmen Aravena, profesora general básica con mención en Lenguaje y Comunicación desde hace 30 años, quien tiene a su cargo, además de Damián, a otros 23 niños de primero básico en la escuela rural subvencionada San Francisco de Cunco Chico.
LOGRO
Hoy, a solo tres meses de haberse iniciado el año escolar, la docente tiene poderosas razones para sentirse muy orgullosa de su labor, ya que gracias a su metodología de trabajo y la fórmula que utiliza el sostenedor del establecimiento, la Fundación Educa Araucanía, para conectarse con sus alumnos desde lo afectivo, el 40% de sus niños está leyendo 30 palabras por minuto, pese a estar en pandemia y con las clases presenciales suspendidas.
De hecho, a comienzos del mes de mayo, la profesora evidenció los primeros logros, recibiendo algunos audios y videos de niños que ya estaban comenzando a leer, lo que por supuesto la animó a perseverar, motivándolos a practicar mucho más su lectura.
"Tenemos 10 alumnos que están leyendo. El resto está comenzando a despegar en este desafío que es la lectura y llegará su turno cuando alcancen una mayor fluidez", señala la feliz docente.
Pero, ¿cómo lo hizo?: "Gracias al compromiso que han tenido los apoderados con quienes tenemos una alianza virtuosa, junto a los profesores y los niños. Nos comunicamos todos los días para asignar tareas, formato que se adquirió en marzo", detalla.
Respecto de la metodología, la profesora utiliza el método Matte para la lectura, "por lo que poco a poco los apoderados se han ido apropiando de él. Se les entrega un cuaderno con el método y ellos siguen las instrucciones para trabajar con los niños, los comentarios de cómo se deben realizar las tareas se realizan a través del WhatsApp del curso, llamadas telefónicas y audios donde se les explican los sonidos de las letras y el trabajo con las palabras, es decir, análisis y síntesis".
Junto con lo anterior, a cada niño se le entregó impresa una serie de lecturas diarias, las cuales deben ejercitar y una serie de juegos de vocales y consonantes del programa Primero Lee. "Como las familias no son todas iguales contamos con la ayuda de abuelitas, mamás, tías, hermanos y primas, esto depende, pero tiene que haber algún adulto que se comprometa ", acota la profesora.
La directora del establecimiento, Jazmín Pangui, agrega que "el reinventarse" ha sido clave para continuar con el proceso educativo, sobre todo, en contextos de ruralidad y una elevada vulnerabilidad, la que en este caso llega al 98%.
"En todo este trabajo el compromiso de los profesores y asistentes de la educación ha sido crucial. Pese a las dificultades, hemos recibido grandes gratificaciones y, hechos como éste, nos reafirman una vez más que todos los niños son maravillosos y que con adultos que crean en ellos y entreguen experiencias de calidad pueden llegar a ser grandes personas".
Y como las familias han sido claves en este proceso, ni la pandemia evitará que a fines de junio los niños reciban en sus casas la ceremonia de ingreso oficial a la biblioteca, emotivo momento que suele ir acompañado de lágrimas. Y como es costumbre, pero ahora en otro escenario, no por eso menos significativo, cada niño esperará a su profesora con una lectura ya preparada para recibir el esperado reconocimiento.
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"Hechos como éste nos reafirman que todos los niños son maravillosos y que con adultos que crean en ellos pueden llegar a ser grandes personas".
Jazmín Pangui,, directora establecimiento