La pandemia, que tanto mal nos está causando, más encima ha afectado en mayor medida a los más vulnerables. Al analizar la ciudad de Santiago, la tasa de mortalidad por covid-19 es mucho mayor en comunas como Recoleta, Independencia, La Granja y San Ramón vs. comunas de mayor nivel socioeconómico (NSE) como Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea, por ejemplo, donde la tasa es más baja, pese a que incluso el virus se introdujo en estas últimas al país.
Un similar desequilibrio, de acuerdo a la Fundación Sol, se repite entre algunas de estas comunas, con una serie de indicadores como la tasa de morosidad por CAE, el puntaje de la PSU o la participación electoral, todo asociado al NSE, con comunas ricas con un nivel comparable a Suecia y otras con promedio similar al Congo. Esa es la realidad de nuestro Chile desigual.
En este sentido, la pandemia ha puesto en escena crudamente la importancia de la descentralización, si se aprecia la grave concentración de los contagiados en los barrios hacinados de la capital. Todo esto por el endemoniado centralismo que provoca la concentración nacional en el área metropolitana, medida que la República adoptó desde muchas décadas atrás, desde Frei Montalva en adelante y que demuestra la inconsecuencia de la elite gobernante, que en el discurso promueve efusivamente la "regionalización" y descentralización, pero en sus actos generan políticas y programas que priorizan y concentran los esfuerzos y recursos groseramente en Santiago, por la simple razón que para muchos de esta elite, Santiago es Chile.
Lo que ha estado ocurriendo en este último año en el país, con la fragmentación de la confianza social, nos debe obligar a pensar en tener y trabajar por una sociedad más saludable, inclusiva, participativa y resiliente. Los tiempos y el mundo han cambiado y están evolucionando aceleradamente, hoy, los gobiernos con la irrupción de las redes sociales difícilmente pueden controlar la agenda y la información, como lo podían hacer antes.
Como lo expresara Eugenio García en un Envis de Ballooon Latam, pasamos de una sociedad lineal a una nube de información sobre la cual no se tiene el control, es multidimensional. Y donde la política tiene y debe cambiar su rol, ya que hoy nadie le cree a las autoridades.
Opinión