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La resiliencia de la industria gastronómica
En 1929 aconteció el llamado viernes negro de la bolsa de Nueva York, donde surgió un escenario de desplome que llevó al mundo a una de las crisis financieras más complejas de la historia. Diez años después en 1939, comienza la Segunda Guerra Mundial, la más mortífera de todas las guerras, donde fallecieron entre 50 y 70 millones de personas.
Realizo estos dolorosos recuerdos históricos, para decir que en ambos casos hubo una industria en particular -llamada sin chimeneas- que no solo flotó en forma admirable en aquellas agitadas aguas, sino que además evolucionó en medio de la debacle existente en esos calamitosos días.
Los hoteles, restaurantes, bares, cabarés, teatros y cines crecieron como flores en primavera, entregando la fe perdida por medio de relatos y sabores que les permitiera a cada ser humano reencontrarse con su identidad, mirarse en los ojos del otro, celebrar la vida triunfadora ante la muerte, reconocer la victoria sobre la adversidad y los días amargos. La esperanza regresaba triunfante.
Personalmente, no me cabe duda alguna que, tras el fin de la crisis sanitaria actual, volveremos a la vida de la mano de esta industria de los sueños, como antes ya lo hicimos, y para eso debemos prepararnos. Por lo mismo los protocolos para el regreso deben estar desarrollados por gente que conoce dicho mercado, como -a modo de ejemplo- las Cámaras de Comercio y aquellas organizaciones vinculadas al turismo y la gastronomía.
Los actuales protocolos dejan con suerte un 40 % de capacidad para el ingreso de personas a un restaurante, bar o cafetería; lo anterior para mantener la distancia adecuada, pero generado como consecuencia el dejar a un 60% de personal sin trabajo. Entonces ¿no es lógico pensar en que debiéramos usar veredas o cerrar calles cerca de los restaurantes para permitirles ampliar el aforo cuando regresemos? De esta forma podremos convertir nuestros espacios públicos en lugares donde se reciba la esperanza, la libertad y al mismo tiempo se dignifique el trabajo para encontrar la alegría y los sueños que la pandemia jamás logrará arrebatarnos.
Joel Solorza director Escuela de Gastronomía Universidad de Las Américas
Daños colaterales del covid-19
La llegada de la pandemia del Sars-COV-2 ha afectado a miles de personas en todo el mundo; niños, jóvenes, adultos mayores y enfermos crónicos. Sin embargo, los que componen este último grupo han acusado doble recibo. No solo tienen mayor posibilidad de desarrollar la enfermedad de forma grave, sino que también se han visto perjudicados por la falta de continuidad en sus tratamientos.
Las primeras recomendaciones de la autoridad sanitaria se enfocaron en suspender gran parte de atenciones ambulatorias y que los pacientes crónicos solo se presentaran en un centro médico si una urgencia lo ameritaba. Sin embargo, esto ha repercutido -según el Ministerio de Salud- en una cantidad significativa de pacientes (más del 20%) que han dejado de acudir a centros asistenciales por sus controles o retiro de sus medicamentos, exponiéndose a descompensaciones de enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes o el VIH, y a los riesgos propios de sus patologías que hoy -más que nunca- se deben evitar.
Por esto, se hace imprescindible fortalecer acciones como las consultas a distancia y los seguimientos y visitas que realizan profesionales de centros de atención primaria para que estos pacientes sigan las medidas de cuidado y adherencia a sus tratamientos. La falta de cumplimiento de sus terapias farmacológicas no solo disminuiría su calidad de vida, sino que también podría traer consecuencias clínicas graves, elevando los índices de hospitalización, aumentando el riesgo de generar una enfermedad grave por covid-19 y de colapsar aún más los servicios de salud.
El Ministerio de Salud anunció hace unas semanas el fortalecimiento de los controles para enfermos crónicos, especialmente los programas de cáncer, VIH e hipertensión arterial. Esto, sin duda, ayudará a pesquisar de forma oportuna a los pacientes, evitando un agravamiento en su condición de salud.
Por último, el autocuidado en estos pacientes será clave en su bienestar. Los especialistas han hecho hincapié en la importancia de mantener hábitos saludables, que incluyen pautas de alimentación específicas y algo de actividad física que -además- contribuirá a mantener un equilibrio emocional. Hoy todos los involucrados deben ser parte activa del cuidado y la prevención.
Paula Molina químico farmacéutico de Farmacias Ahumada
Leña húmeda
Ni la pandemia ni la toxicidad del aire hacen escarmentar a la gente de Temuco. Las noches de frío son una invitación a perderse en medio del humo, quedando claro que la mayoría sigue usando leña húmeda.
Mariutxi Paredes