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Escaños reservados
Al releer la Constitución Política de nuestro país en lo referente a las bases de la institucionalidad dice: "El Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común…". Pregunté muchas veces a los alumnos: ¿qué es la persona humana? ¿Cuáles son sus derechos y obligaciones? Las respuestas fueron variadas y a veces no respondían. Sabemos que la persona es un ser eminentemente social, forma parte de una comunidad que crea y fortalece, que tiene un contrato social donde se insertan los deberes y derechos, estos se asocian históricamente a la revolución francesa de 1789 y la revolución americana de 1776.
La persona humana no puede realizarse sin la sociedad y ésta para desarrollarse pasa por varias etapas de desarrollo político, siendo la democracia donde la persona asume una serie de responsabilidades mutuas. La constitución conciliar Gaudio et Spes nos dice: "En la conciencia de muchos se intensifica el afán de respetar el derecho de las minorías, sin descuidar los deberes de éstos para con la comunidad política".
Chile es un país que tiene su origen en la cultura indígena, varios pueblos son la base de nuestra sociedad ellos han contribuido desde siempre con su cultura, cosmovisión, etc.. al desarrollo de nuestro país, contribuyendo al patrimonio común de la humanidad. Pero, el Estado tiene una deuda con ellos, de ahí que los escaños reservados sean una parte mínima para incorporarlos al desarrollo político de la nación con una visión futurista. Los escaños reservados contribuyen a promover el bien común de nuestra sociedad.
Pedro Curihuinca
Un nuevo 11, pero en pandemia
Un nuevo 11 de septiembre, y en medio de una cruda pandemia, después de 47 años, todo indica que hoy en Chile existen dos grandes grupos con visiones dispares frente a esta fecha que marcó un antes y un después de la historia de Chile. Cabe mencionar que no me refiero a los que están en contra o a favor, sino que a los que vivieron sus causas y efectos en situ, independiente de sus ideas y a los que a la fecha eran niños o no existían y que les han contado los hechos. Es muy importante reflexionar acerca de estos dos grupos. El primer grupo, por derecho propio, tiene su versión de los hechos, estaba en primera fila, lo vivió en vivo y en directo, nadie les podrá agregar o cambiar las fotos instantáneas que tiene de la fecha, con las pulsaciones a mil. A su vez, el segundo grupo, al interiorizarse por terceros, va a depender del tinte que hayan tenido los relatos, de quién se los contó, de la versión que finalmente madurará en su mente, salvo que por curiosidad, por rigor histórico se haya preocupado de conocer todas las aristas del conflicto, esto último sería muy necesario, para así contar con todos los antecedentes y formarse una opinión bien informada y sin dejar cabos sueltos.
Definitivamente esta es una fecha que divide, a los unos y los otros, que teniendo o no la razón, la defienden y la condenan y viceversa, pero lo más importante, es aprender de sus causas y efectos, para que nunca más se repitan en nuestro Chile. Pero hoy a 47 años, los unos y los otros deben ser todos y con una sola visión, superar la grave crisis que nos afecta, esa es la historia que estamos escribiendo hoy.
Luis Enrique Soler Milla
La igualdad del uniforme escolar
La diputada Cristina Girardi (PPD), junto a Juan Santana (PS), Rodrigo González (PPD), Camila Vallejo (PC) y Camila Rojas (Comunes), presentaron un proyecto de ley que busca que durante el 2021 los colegios no puedan exigir el uso de uniformes escolares. Esto, con el fin de evitar imponer un gasto extra a las familias.
A primeras luces parece ser una idea noble, pero, sin embargo, presenta grandes problemas.
En primer lugar, las razones para adoptar la obligatoriedad del uniforme escolar fueron variadas, pero entre las principales se encuentran el intento de eliminar la discriminación y promover la educación.
En ese sentido, efectivamente el uniforme escolar aporta ciertos grados de igualdad en un campo donde todos tratan de diferenciarse: la vestimenta. Es más, la igualdad que da el uniforme es, también, un resguardo frente a las precariedades, al no tener qué ponerse. Pues, resulta evidente que es mucho menos complejo usar una vestimenta estándar para 5 días, que tener que elegir ropa diferente toda la semana.
Al final, este proyecto, en vez de aliviar la carga de las familias vulnerables, puede reportarles otra situación de discriminación y sumar más peso a la mochila de salud mental que soportan los padres e hijos en tiempos de pandemia.
Por lo anterior, parece más adecuado buscar otras alternativas como; promover el reciclaje de uniformes en buen estado e instar al Estado a que incluya el uniforme escolar como un ítem necesario en el Programa de Útiles Escolares que ejecuta la Junaeb.
Javier A. Labrín Jofré