Green Cross le pasó por arriba a Santiago Wanderers en el Municipal
RECUERDOS EN ALBIVERDE. El cuadro temuquense hizo gala de su juego ofensivo y dinámico y se impuso con autoridad.
Green Cross se ganó la fama de equipo imbatible en su reducto. Ese prestigio que adquirió de la mano de sus resultados y de sus actuaciones como local motivó a sus rivales a enfrentarlo con resguardos defensivos especiales en la capital regional.
Precisamente esa estrategia fue la que empleó Santiago Wanderers cuando visitó el Estadio Municipal de Temuco por el Campeonato de Primera División de 1970. El duelo se vivió la helada tarde del 12 de julio de esa temporada y se cerró con un claro 3-0 en favor del elenco de La Araucanía.
El compromiso lo presenciaron 6.000 espectadores, quienes aplaudieron la actuación de los dirigidos por Gastón Guevara. Los dueños de casa, como era su costumbre, salieron al césped con la intención de ahogar a su rival y de abrir rápidamente el marcador.
Liderados por los dos González, Osvaldo y Víctor Manuel, atacaron por todos lados, se generaron opciones claras de anotar y exigieron al máximo al arquero visitante Salvador Gálvez. El portero se transformó en figura y respondió a gran altura cada vez que fue exigido.
Pese a la destacada actuación de Gálvez, la apertura de la cuenta llegó de todas maneras. El 1-0 se gestó a través del volante Eduardo Cortázar, que envió la pelota a las redes y que con su gol le puso algo más de justicia al marcador.
Cambia de libreto
Tras el tanto del mediocampista, Wanderers cambió su libreto defensivo y salió en búsqueda de la igualdad. Sus intentos por equiparar la cuenta le llevaron a dejar espacios en su defensa y esos claros los aprovechó el dueño de casa para hacer daño y aumentar las diferencias. Las distancias en la cuenta las amplió por intermedio de Víctor Manuel González. El atacante y capitán del equipo sacó un precioso remate y dejó sin opciones a Gálvez.
El 2-0 motivó al elenco porteño a tomar mayores riesgos y a adelantar más sus líneas para cambiar su suerte. En esa lucha tuvo ocasiones de marcar por intermedio de Alberto Ferrero, Héctor Olivares y Eugenio Méndez. Los tres exigieron el arquero Luis Anabalón, que le puso candado a su rancho y que impidió que la pelota llegara a las redes locales.
Con Anabalón entregando tranquilidad, el cuadro temuquense tuvo las fuerzas y las ambiciones necesarias para volver a atacar y encontró premio. Cuando el partido se iba, Osvaldo González apareció en el área visitante y sin grandes problemas anotó el 3-0.
El gol le puso el corolario a una jornada redonda del Pije, que batió sin apelaciones a su adversario y que ratificó que su fama de equipo imbatible en su cancha no se la ganó en una rifa.